Lo lamento tanto, en serio; nací extraño, soy una bestia sin remedio.
No fue lo que quise, se salió de mis manos. No estaba en mis planes. Olvidé que no eras un lienzo; y me atreví a utilizar pinceles ásperos en tu piel como pergamino.
Jamás me he arrepentido, y tampoco pienso hacerlo; pero desearía no tener miedo de dañar lo que aprecio tanto. Por eso prefiero verte lejos, alzando palabras de odio tras mis espaldas, que tenerte cerca, observándote morir entre mis brazos.
Acepto mis errores, pero esta vez me he convertido en uno. Y no hay escapatoria, porque la F significa Falso. Solo quedaría comprender tu juicio, porque acepto que soy culpable. Deja antes que escriba y tome mi última copa de dolor. No deseé dañar lo que aprecio tanto.
Te pedí que no dependieras de mis escritos, que comprendas que el arte solo sirve al arte. Que no hay bueno ni malo, inmoral o moral; el arte sirve al arte. ¿Puedes decirlo junto conmigo? Quiero que comprendas ello porque jamás desearía dañar lo único y último que tengo. Tanto esfuerzo y cariño, y creí ser gentil al tomarlo para mí. Tu sonrisa parecía ser verídica, mientras me hundía con el ruido del viento y la marea baja. Tomar tu piel canela para mí, esperando que la poesía no se pierda. Y por una vez estoy seguro de que jamás me he sentido mejor que ahora.
Traté e intenté, contando las horas, contando los días; pero era inminente que me tendría que ir. Porque no busco tu ayuda, no necesito tu ayuda; estoy indefenso. "Tú encontraste la forma de hacerme decir: ¡Que alguien me ayude!", resuena melódicamente dentro de mí.
Solo me queda renegar y pensar en esta fría azotea, preguntándome por qué las monedas cumples deseos. No puedo ser tuyo ni ser testigo de tu deceso.
