Siempre fue así, estando sumido en mi soledad, mirando con indiferencia a todos. No es que los odiara, pero si sentía que ellos me odiaban a mí. Era como si perteneciera a otro lugar, y no me interesaba lograr algo que tuviera que ver con este mundo.
No tenía amigos, no me interesaba ninguna mujer, tampoco me interesaban mucho los estudios, pero mis calificaciones siempre fueron buenas. No me habría gustado causar algún inconveniente en mi familia, y mucho menos que me prestaran atención. Me gustaba mi soledad, pero no podía decir que era feliz.
A mis diecisiete años no había logrado nada en mi vida. Iba a un Liceo muy normal y aburrido, de verdad, aquí todo era aburrido; las clases, los profesores, los alumnos, absolutamente todo.
Un día cualquiera, estaba muy atento a la clase de religión. El profesor hablaba de una guerra entre ángeles y demonios que lucharían sobre la tierra. Más que una profecía me pareció un mito inventado hace muchos años. Pero me gusto más que cualquier otra clase. Era como uno de los muchos libros que me gusta leer. Y me sumergí por completo en la historia. Cuando sentí un peso en mi cuerpo, como si alguien me estuviera mirando fijamente. Al mirar hacia atrás efectivamente uno de mis compañeros me miraba muy concentrado, como si tratara de hechizarme o algo parecido. Pero no le tome mucha importancia y seguí atento a la clase.
Al término de las clases me fui directo a casa. Estaba lloviendo torrencialmente, y por desgracia, no llevaba ningún paraguas conmigo, así que corrí hasta un callejón para cubrirme de la lluvia por un rato y secar mi cabello azabache. Estaba tratando de secarme un poco, cuando de pronto sentí una presencia atrás de mí en el mismo momento en el que una gota resbalo por mi cuello y me hizo sentir un escalofrío. No me quise girar de inmediato.
— ¿Necesitas un paraguas?— resonó una voz alegre y amable, que por alguna razón se me hacía muy familiar.
Gire rápidamente y me sentí muy aliviado al ver que era uno de mis compañeros... el mismo que me miraba en la clase de religión. Esta vez con una gran sonrisa. Pero sus azules ojos color cielo seguían penetrando con intensidad los míos, que a diferencia de los de él, los míos son de un color ónix.
—No... ¡Bueno si! — le respondí muy torpemente y nervioso, después de todo yo no hablaba con nadie en el Liceo, y el en particular siempre llamo mi atención, y no solo por su apariencia, si no que su personalidad era todo lo contraria a la mía; muy alegre, amigo de todos, y con muchas chicas vueltas locas por él. Pero se sabía que nunca duraba mucho con alguna y después las rechazaba. Ese era él...Kouta.
— ¿Quieres que te acompañe a tu casa? Te ayudare a cubrirte de la lluvia con mi paraguas— dijo ansioso acercándose más a mí.
—No te preocupes mi casa no esta tan lejos.
—¡Oh vamos Akira! No seas tan problemático. En serio no me cuesta nada llevarte hasta tu casa. Aparte, será muy romántico ¿No crees? ... jajaja- insistió dándome una palmada en la espalda.
Me quede mirándolo confundido ¿Por qué alguien como él hablaba con alguien como yo? ¿Por qué se molestaba en ser amable? Y ¿Qué tipo de bromas son esas? Hacía que me pusiera nervioso.
—Vamos, no pongas esa cara, no te haré nada malo... a no ser que tú me lo pidas jeje— seguía con sus extrañas bromas. Al final termine por aceptar.
Caminamos muy callados hacia mi casa, el llevaba el paraguas, y la verdad mi casa no quedaba tan cerca. Pude notar que su brazo se cansaba, y como yo llevaba las manos en los bolsillos no pude evitar sentir que me estaba aprovechando de su amabilidad, pero fui tan poco disimulado que se dio cuanta, me sonrió, enseguida sujeto el paraguas con la otra mano, lo que hizo que me mojara un poco la cara, entonces paso su brazo por en entremedio del mío, volviendo a sujetar el paraguas con la misma mano, pero esta vez, cargando su brazo en el mío. Cuando me miro se dio cuenta de que mi cara estaba mojada, y con la manga de su mano desocupada la secó. Me sorprendí, y no pude evitar sonrojarme de lo apenado que estaba, después de todo ¿De dónde sacaba este chico tanta confianza?

ESTÁS LEYENDO
ლBeso de Ángelლ
CerpenEste chico común y tranquilo tuvo que dar un salto drástico desde sus sueños a la realidad.