42

896 92 5
                                        

No podía formular ninguna palabra.

-Aún sigues igual de hermosa.-continuó hablando. Pero yo aún no sabía que decir.- vamos Sam, al menos un Hola me puedes decir, ¿no?

-Hola..-dije finalmente.

-Lamento la tardanza. El tránsito estaba horrible.-se disculpó.

-No hay problema..-aclaré mi garganta. - ¿Qué se te ofrece Ithan?- cambié el tema.

-Vine a ver como iban mis planos para la villa que pedí. -me explicó.

-No tengo idea de que hablas y supongo que eso lo hablaste con alguno de mis socios, así que no creo que pueda ayudarte.

-Pues lo sé.  Pero hice que me pasaran contigo.-confesó.

-Pues yo no tengo tiempo. Ya iba de salida.-dije empezando a recoger mis cosas. Tomé mi bolso y me dirigí hacia la puerta para salir de la oficina.

-¿Me dejarás aquí?  Veo que sigues igual de grosera. - dijo poniéndose se de pié. Di media vuelta y le di una bofetada.-Hey!- se quejó.

-Bien merecido te lo tenías. No sabes nada de mí. No me conoces. Cambié. Y si no te quieres quedar sólo sal de la oficina, ya te dije que no tengo tiempo. -dije y salí rápidamente de allí. - Cuando salga el joven, cierras la puerta y que nadie entre. - le ordené a mi secretaria y salí hacia el parqueo. Cuando llegué el chófer me estaba esperando.

-Buenas tardes señorita. -me dijo amable y con una sonrisa amistosa.

-¿Cómo estás, Owen? - le pregunté al tiempo que ambos ya estábamos en el auto.

-Bien. ¿Y usted?

-Ya te he dicho que nada de usted. Me puedes decir Sam. Y estoy bien.

-Me alegro por usted...digo, por ti, Sam.- se corrigió al instante.

Luego de unos 10 minutos llegamos a la construcción.

-¿Me traes mi auto?- no se a que hora termine.- por favor.- le pedí.

-Claro. ¿El deportivo rojo?

-Sí.  Luego puedes irte a casa.-le dije a Owen. Me bajé del auto y me topé con el ingeniero.

-Que bueno que ya llegaste.-me dijo ¿desesperado? - los dueños de la casa están furiosos, y han pedido hablar contigo más de 10 veces. Están por allá. - me los señaló.  Estaban de espaldas así que no los vi bien.

-Bien. Iré a hablar con ellos. - dije. Me extendió unas carpetas, mientras caminaba hacia mi destino vi una ambulancia a lo lejos, luego empecé a ojear los papeles.-Buenas tardes soy la arquitecta.  - dije una vez que llegué a mi destino, aún mirando los papeles.

-Hasta que por fin. - dijo una chica.-Hey empleada mirame.-dijo grosera.  Aparté mi vista de los papeles y la mire fijamente.-Quiero que me expliques donde está el gimnasio que pedí.-siguió con su actitud de Florecita.

Yo solo escuchaba atenta.

-Responde!- dijo finalmente.

-A ver.. señorita... diva. - dije enojada y haciendo énfasis en la "a" de señorita. Si hay algo que no me gusta son las chicas así. -Primero que todo, sé que soy una empleada, pero eso no le da derecho a tratarme a su antojo.  Segundo, su gimnasio está dentro de la casa, tuvimos que colocarlo allí porque su novio lo pidió así.  Y tercero, si usted o su cuerpo plástico no quieren que desbarate ésta casa, mejor empecemos a tratarnos con respeto.-dije aún en mi tono calmado.

-¿Pero tu quién te crees?!- dijo Histérica.

-Me creo la arquitecta que está haciendo su castillo de princesita. - dije seria. Escuché como algunos de mis trabajadores reían por lo bajo detrás de nosotras.

Querido Desconocido [Silentium II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora