Fue un día, hace más de un siglo, cuando Orion,el padre de cada brillante estrella, salió a dar un paseo con su hermosa esposa Lyra. En ese entonces, su hija Cygnus observaba como el invierno terminaba, las hojas de los árboles, arbustos y pétalos de miles de florecillas se preparaban para recibir a la primavera, una estación favorita. Mientras jugaba, no se dio cuenta que estuvo a punto de resbalarse a un río que parecía estar descongelándose por la luz del sol, pero algo le impidió que cayera en el agua, pero si al césped que mantenía rocío en las puntas más finas. Era un chico, su nombre era Draco, ambos se sintieron sorprendidos en la confianza que llegaron a tener desde el primer día, una que con el paso de los días, meses y años siguió creciendo.
Ambos ya tenían 20 años, tenían una amistad inseparable, siempre salían juntos y nadie podía apartarlos ni un segundo del otro. Pero, esto llegó a oídos de Orion, que no se sintió contento de aquello, pues sabía que Draco era hijo de un exiliado del reino, alguien malvado. Pero lo que no sabía, es que Cygnus estaba completamente enamorada de él, sólo que no se lo decía al chico, temía que le rechazara y que le apartara de su vida, era lo que menos quería por lo que se había quedado callada con ese secreto en su corazón desde ya hace mucho tiempo; Draco, por su parte, sentía lo mismo que ella, pensaba lo mismo inclusive y es por eso mismo que ninguno se atrevía confesar su más lindo secreto, hasta que el destino les jugó a su favor, el día menos esperado, se confesaron y el primer beso se presentó, era lo más esperado y perfecto para ambos jóvenes, no dudaron en entregarse sentimental y carnalmente mutuamente, con la promesa de que su amor era tan fuerte y puro, que no habría nada que lo cambiase. Con el pasar de los días su amor era secreto y más puro que cualquier otro;
Pero, para la desgracia de ellos, llegó a oídos de sus padres, ellos eran enemigos mortales y con todo su egoísmo y odio, discutieron con sus hijos, cada uno por su cuenta. Ambos, estaban confundidos, pero no negaron el cuanto se aman ni dejaron de luchar por ello, pero la guerra amenazaba por comenzar, el universo estaría perdido si se desataba la muerte, por lo que decidieron con todo el dolor de su ser el terminar aquella maravilla,vivir separados para así proteger a sus reinos.
Se mandaban pequeñas motas de polvo, con poemas, palabras tan significativas para ambos, se veían a la distancia, siguieron sintiendo lo mismo que desde el primer día y jamás volvieron a enamorarse, porque sus lazo estaba amarrado a sus almas, el recuerdo jamás fue borrado de sus mentes y su amor sigue intacto hasta el día de hoy, pero sus cuerpos ya no siguen a la vista, en lugar de ello, las motas de polvo, con cada palabra que se escribieron, cada sentimiento de amor y pasión ocultas en ellas, permanecen, permitiéndonos admirar cuan grande era ese amor...y dejarnos de lección, que el amor verdadero, no desaparece por nada del mundo, aún si ya no estas en el mundo de los vivos.