El Príncipe del Desierto

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En uno de mis viajes me encontraba sin dinero y sin comida habiendo recorrido un pequeño desierto, buscando un lugar en el que pueda quedarme, una amable anciana me acogió en su modesta posada y al momento de cenar me contó una historia que jamas olvidare:


Un joven, hijo de un acaudalado comerciante, vivía una vida fácil sin ninguna preocupación u obligación pero en cambio su padre no lo soportaba, le daba muchas oportunidades a su irresponsable hijo pero nada funcionaba, a tal punto llego su preocupación y su estrés por el trabajo que desafortunadamente el señor comerciante murió.

El joven heredó todos sus bienes y riquezas, nadando en joyas y oro lo primero que hizo fue hacer un funeral digno de un rey para su padre, vino, mujeres y festines, todo aquello se encontraba allí, pero después de eso no acabaron los excesos del ahora acaudalado joven, día tras día se celebraban excéntricas fiestas que duraban desde el amanecer hasta el anochecer y toda el pueblo participaba alabando al jovial joven.

Ese estilo de vida duró 4 meses, el joven vivía de fiesta en fiesta mientras su negocio moría por el gran descuido en el que se encontraba, entonces despertó un día y sin más dinero que gastar se hundió en la pobreza acumulando una gran deuda, cada persona que asistía a sus fiestas le daba la espalda diciendo que no lo conocía y que no se le acercase, al no saber como ganarse la vida y buscado por los prestamistas, el joven escapó al desierto.

Cazando y comiendo lo que se le cruce, el joven buscaba la forma de ganar dinero de forma rápida y sin mucho esfuerzo, entonces cerca a los barrios bajos de su pueblo se corrió una curiosa noticia, se decía que en el desierto vivía una chica, hermosa por donde se le mire y unos ojos azules en los que fácilmente te perderías al mirarlos, pero eso no le atrajo su atención, lo siguiente lo dejo boquiabierto, lo que corría por las venas de aquella chica no era sangre sino joyas y dependiendo del tamaño de la herida la joya seria más grande y hermosa.

El joven, emocionado con la idea de volver a su antigua vida, emprendió su expedición al desierto llenando un bolso con agua y comida suficiente para 3 días y mientras buscaba se arrepentía en cada paso que daba pero el tener su vida de vuelta le daban fuerzas para continuar, ya habían pasado 2 días y medio pero no encontraba rastro de la chica, sin fuerzas ni comida él estaba preparado para despedirse de la vida, pero parece que el destino le sonreía ya que diviso a lo lejos un pequeño oasis y con la poca fuerza que le quedaba corrió hasta llegar y poder saciar su sed, mientras lo hacía, se dio cuenta que allí se encontraba una rústica cabaña.

Decidido, se acerco a la cabaña pues la idea que la chica viviera allí no abandonaba su cabeza pero algo lo detuvo, un grupo de bandidos ya habían rodeado la cabaña y a tirones sacaron de allí a una chica que encajaba perfectamente en la descripción que había escuchado. La pobre chica lloraba y suplicaba por clemencia pero los bandidos solo reían y celebraban que nadarían en joyas, el joven solo podía ver mientras se apretaba el pecho por el remordimiento y la culpa, porque se imaginaba que él podría haberle hecho lo mismo a la chica.

Siguiéndolos desde lejos, el joven llegó a un pequeño terreno con naturaleza apreciable, en donde encontró a la chica amarrada a una palmera vigilada por 2 bandidos y de repente uno de ellos le hizo un pequeño corte en el cuello pero en vez de salir sangre, de la herida broto un pequeño diamante el cual fue lo suficientemente brillante para que ambos bandidos corrieran a reportarlo con su jefe, ese momento fue el que aprovecho el joven para correr hacia la chica e intentar liberarla, pero mientras lo hacía se dio cuenta que la herida ya había sanado y comprendió que el cortarla no ponía su vida en riesgo mas que causarle un ligero malestar.

-¿Tu también me cortarás?-preguntó la chica.

-Por ahora te llevare conmigo, dejemos el resto para después.-dijo el joven.

Sin ganas, la chica se fue con el joven mientras eran perseguidos por los bandidos pero, aunque él haya sido un vago toda su vida, conocía el desierto como la palma de su mano por sus años de holgazanería, perdiendo fácilmente a los bandidos para jamás volver a verlos.                                Ya en el desierto, juntaron sus esfuerzos para sobrevivir al viaje que les esperaba y poco a poco el cariño y afecto fue surgiendo entre ellos a tal punto que para cuando lograron regresar ya se había convertido en un sólido romance.

-Si me cortaras, podríamos tener una vida cómoda.-dijo la chica.

-No, te juro que por el resto de nuestras vidas, jamás necesitare cortarte para saldar alguna deuda.-dijo el joven.

Y así fue, con el amor llenando su corazón, el joven recupero el negocio de su padre y con el apoyo de su amada esposa, consiguió superar la riqueza que alguna vez tuvo y como prometió nunca más, su esposa fue cortada.

Fin


Esta historia me conmovió, agradeciendo a la anciana me despedí para poder continuar mi viaje, en busca de más cuentos.

Cuentos de un TrotamundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora