Zelo

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Pov Yong guk

-Durante los últimos veintisiete años de su vida fue Kantor de la iglesia de Santo Tomás de Leipzig, cargo éste que comportaba también la dirección de los actos musicales que se celebraban en la ciudad. A esta etapa pertenecen sus obras corales más impresionantes, como sus dos Pasiones, la monumental Misa en si menor y el Oratorio de Navidad- Escuché el timbre y deje de hablar agradeciendo al creador que el día por fin se hubiera acabado, había sido tan cansado dar la clase sin haber dormido bien desde el jueves incluso tenía dolor de cabeza. Todos mis alumnos se fueron enseguida sonó hablando entre ellos, me senté en la silla suspirando...dormiría toda la tarde.

-profe- me llamó un grupito de chicas dejando un café en mi escritorio – ese estilo oversize le queda genial – dijo una de ellas y las otras asintieron sacando también un paquete de galletas de marca , les sonreí agradeciendo, era un grupo menor que el de Junhong y las chicas aunque coquetas eran muy tímidas

-no era necesario pero gracias – respondí y todas se sonrojaron despidiéndose, tome un sorbo mientras mi hora de salida llegaba ,abrí las galletas pero no llegué a comerme alguna cuando lo vi entrar en el aula, totalmente fresco como si no hubiéramos pasado todo el fin en vela.

-Hyung – dijo acercándose a mi escritorio

-¿te vas a casa? – pregunté al verlo con la mochila en el hombro

-algo así...ya entregue todo –siguió sonriente, se sentó en la orilla de mi escritorio viendo lo que me habían regalado

-¿ya comiste? – Pregunté preocupado y él sonrió llevándose una de mis galletas a la boca – llévatelas – seguí y se encogió de hombros

-¿tienen un club de fans o algo así? – Tomo otra mordiéndola – Me saqué un 9 en todas – habló orgulloso y sonreí

-bien hecho – tome un sorbo de café y tras eso tomo una galleta acercándola a mi boca , la mordí y él se llevó el resto a la boca, lo hizo de forma natural mientras me contaba que a la maestra le gustaron tanto las fotos que dijo que las expondría en el pasillo lo que restaba del semestre

-¿no me reconoció? – Pregunté nervioso y negó- bien...no vuelvas a dejar que se te acumule el trabajo – asintió viéndome a los ojos -¿necesitas algo? – pregunté pensando que quizás no tenía dinero para la comida

-si – habló sonriendo – quiero mi recompensa, me quedé pensativo unos segundos hasta que recordé su propuesta de hace unos días y me reí negando – vamos – insistió

-Junhong por favor – lo regañe – tu recompensa fue no perder el semestre, ¿no te basta? – sonreí recogiendo mis cosas

-quedamos que solo un beso – dijo haciendo pucheros, ignore el comentario - ¡solo uno! – dijo pataleando frustrado

-no eres un niño pequeño, no hagas berrinche – lo regañé y rodó los ojos – eso – dije apuntándolo – no vuelvas a hacérmelo, es una falta de respeto – hable serio y creo que logré asustarlo, cambió de postura y me vio recoger mis cosas en silencio. Ante de salir del salón me intercepto como la última vez colocándose sobre la puerta – basta – dije – déjame pasar

-solo uno – me rogó con los ojos brillosos – prometo que haré todos mis trabajos...solo uno más – insistió, dejé el café en una de las bancas suspirando- ¿entonces?

-no se repetirá ¿entendido? – dije serio y me acerque a él, solo le daría un pico rápido y así me podría ir a mi casa a dormir, tome sus mejillas y cerré los ojos acercándome a sus labios, lo vi cerrar los suyos también y sentí sus manos tomar mi ...el saco prestado apretándolo entre sus dedos, fue solo tocar sus labios y sentí ese choque eléctrico , no fue como esperaba no duro un segundo ni fue rápido o soso por el contrario, esos suaves labios me pedían que los atendiera y cedí...de nuevo, baje mis manos a su cintura y él subió la suyas a mi cuello abriendo sus labios para que pudiera explorar su boquita, tenía gusto a azúcar y cigarrillos, sus labios moviéndose a mi ritmo y su lengua frotándose contra la mía...me hiso perder la cordura al emitir pequeños gemidos mientras acercaba su cuerpo al mío haciéndonos rozar por "casualidad" me permití bajar las manos a su trasero sintiéndolo suaves y firmes a la vez , seguimos por largos e intensos minutos hasta que escuchamos un ruido afuera y nos separamos de golpe, no era más que una chica corriendo del otro lado del pasillo pero lo agradecí. Tomamos compostura y lo vi sonreír con los labios rojizos por las mordidas

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