-Capitulo 1-

8 0 1
                                    

Era ya temprano y la luz del día entraba por las rendijas de la persiana, me levanté modo zoobie ya que despertarme tan temprano no era bueno ni para mi, ni los que tuviera alrededor por mi mal genio.

Me puse lo primero que pille en la maleta, total para ir a la que sería mi nueva casa me daba igual cómo me vieran.

Fui a la cocina y allí estaba mi tía, sí, vivía con ella ya que no tengo padres, y ella había estado a mi lado desde que tenía unos 4 años.

-Cariño, que temprano te despertarte, bueno, mejor así nos iremos antes a nuestra casa.- dijo poniendo mi desayuno sobre la mesa- desayuna rápido que nos vamos lo antes posible.

-Vale mamá- así la llamaba, primero lo hacía para que la gente no se diera cuenta de que en realidad no era mi madre y al final la llamo "mamá" porque la considero así- termino y recojo mi maleta para irnos.- dije con una galleta en la boca, sí vale soy un poco maleducada, ¿y qué?

Terminé de desayunar y subí a cojer la maleta para irnos de una vez. Bajé y ya estaba mi tía poniendo las últimas maletas en el coche para partir a un nuevo lugar.

No estaba triste por dejar esto, al contrario quería irme ya, nada me aferraba a este sitio, no quería recordar ni un poco de esto. Necesito empezar de cero.

Me subí en el coche y me puse los auriculares para despejarme un poco.

Paso mucho tiempo cuando el coche paró delante de una casa demasiado grande para mi gusto.

-Amy, baja del coche - mi tía siempre tan directa.

Baje del coche cogiendo mi maleta las otras las traería el camión de la mudanza pero no los muebles porque el nuevo lema de mi tía es "nueva vida, nueva casa, nuevos muebles".Si todo muy normal, lo sé, entró tan rápido en la casa que no la ví mientras yo contemplaba el vecindario que por cierto era muy bonito.

Por lo visto mi maleta estaba mal cerrada y al arrastrarla se abrió cayéndose de ella toda mi ropa incluyendo mis bragas más íntimas y justo en ese momento una ráfaga de viento se las llevo hasta estamparse en la cara de alguien. Mierda.

Corrí detrás de mis preciadas braguitas negras con un conejo rosa en la parte delantera, sí es patético pero fue una broma de Sofi -mi antigua mejor amiga, digo antigua porque 3 días antes de haberme ido de mi ciudad ella y mi novio (¿o debería decir EX-novio?) se dieron el lote enfrente de mi casa (sí, son muy listos)- me las regaló por mi 17 cumpleaños cuando estábamos en mi casa preparándonos para ir de fiesta. No voy a desperdiciar unas bragas por eso, soy ahorradora.

Cuando terminé de hacer mi pequeño sprint llegue hasta el sospechoso que tenía mis hermosas braguitas estampadas en su cara, cuando se las quitó y vi que era más o menos de mi edad me quise morir. TIERRA TRÁGAME.

-Pe-pe-perdón... mis braguitas salieron volando- Amy muy buena contestación te ha quedado de lujo. Amy-1 Orgullo-0.

-Si ya lo veo.- ¿Se estaba riendo de mí?-Toma- dijo tendiendomelas.- Ten más cuidado con tus bragas voladoras.

Me reí ¿Bragas voladoras? ¿En serio?

-Gracias.- dije sacando fuerzas para que no me temblara la voz por mi gran numerito. -Sí, lo tendré.

Me estaba ya llendo cuando el sujeto me coge del brazo y me dice:

-Por cierto me llamo Dan, es un placer ser una diana para tus braguitas. Espero volver a verte. ¿Cómo te llamas?

-Averigualo diana parlante.- dije zafándome de su agarre recogí mis prendas tiradas por el suelo y entré en casa lo mas rápido posible.

-Amy ¿Cómo has tardado tanto?- decía mi tía desde la nueva cocina mientras entraba en casa casi sin poder respirar. Tanto ejercicio no es bueno.

-Es que... -¡piensa rápido Amy vamos!- el vecino de en frente me vino a dar la bienvenida- bueno algo es algo, vamos progresando.

-Bueno.. No se si creermelo pero lo dejaré pasar. Vamos ven a la mesa a cenar. ¿Te gusta la casa?- dijo poniendo la comida en la mesa.

-Si, me encanta mami, ¡ya voy!

Después de cenar me fui a mi nueva habitación era grande y espaciosa. Tenia una ventana en frente de la puerta, el color me entusiasmaba porque la habitación era lila, ¡mi color favorito! los muebles eran blancos y había un pequeño sofá del mismo color que ellos. Me eché en la cama con la ropa puesta, estaba demasiado cansada como para ponerme el pijama.

Long wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora