Por siempre (JapónxReader)

Tres tiempos

Primer tempo

Luego de la Segunda Guerra Mundial cuando las cosas empezaron a retomar el rumbo correcto para varios países, frente a la tumba de mis padres decidí rehacer mi vida, murieron luego de varios años de lucha y por primera vez en mi vida estaba sola, entre los restos de lo que alguna vez fue mi familia, creí que esta soledad duraría todo lo que me quedaba de vida.
Eso creí hasta que en un día de primavera, te conocí, entre flores de cerezo pensé que eras un fantasma, con la piel pálida, ojos oscuros, intente acercarme para verte mejor, parecía un cuento de hadas pero solo unos pasos después todo se tornó oscuro, oí una voz acercándose y caí.
Desperté en el hospital junto a una señora mayor a mi lado, que me indicó que llevaba unas horas ahí, luego vi un quimono azul oscuro que se acercarse a mí.
-¿Está bien? -preguntaste preocupado creí por un momento que estaba alucinando y vi las ojeras en tu rostro, eras tan real.
-¿Dónde estoy? -susurre con la voz rasposa, me miraste unos momentos con alivio, aunque no se notaba vi una sonrisa en tu rostro.
-En un hospital cercano -dijiste más relajado, note que tenias una flor en el pelo y acerque mi mano pero solo llegue a tu rostro.

Me miraste sorprendido por el repentino acto pero luego una lágrima se deslizó por tu rostro.
Desde ese momento no pude apartar tu mirada de mi mente.
"¿Quién eres?..." pensé con una sonrisa en mi rostro, eras un misterio total.

Te quedaste unos momentos para hacerme compañía me dijiste que te llamabas Kiku Honda y llegaste después de la guerra, estuviste en el campo de batalla, te pregunte un montón de cosas para estar más tiempo contigo, procurabas decirme las cosas con mucho detalle pero lo único que no me respondiste fue como sobreviviste, note como tu rostro se deformaba con dolor y rabia, me sentí culpable, me miraste unos momentos, suspiraste y me diste un par de palmaditas en la cabeza, logrando que me sonrojara, a pesar de parecer serio en realidad eres muy dulce.

Desde ese día pasamos muchos momentos juntos mientras me visitabas en el hospital, seguía en observación por el reciente desmayo, solías llegar en la tarde y te ibas cuando era de noche, solo ese par de horas hacía de mi día uno de los mejores.

Entre la lucha por rehacer los desastres de la guerra lograste hacerme sonreír, pero vivíamos en un burbuja que nos apartaba de la realidad que pronto se haría presente.

Las palabras del doctor aún resuenan en mi cabeza.
"Vas a morir" ni más ni menos, eso fue exactamente lo que me dijo, al principio creí que finalmente podría ver a mi familia pero tu rostro no se borraba de mi mente, era extraño, por primera vez desde que quede sola experimente el deseo de querer vivir.

"Mi madre tenía razón el amor es como el chocolate amargo" pensé después de declararme, al principio creíste que era una broma pero la seriedad de mi mirada confirmó tus sospechas, fue amargo, te disculpaste conmigo por no poder corresponder mis sentimientos y solo te retiraste dejándome de hablar por un tiempo, hasta que, apesar de sentirme débil, te busque por varios días y finalmente te encontré, lo único que pude hacer al verte fue reclamarte mientras te abrazaba rogando muy en el fondo que no me apartaras dejándome ahí, entonces estaba aquel dulzón del chocolate, correspondiste mi abrazo y de nuevo entre lágrimas te dije ya no me gustabas

Segundo tempo

Aunque estábamos en el limbo, era feliz a tu lado, me diste momentos muy felices y tendría que venir lo más doloroso, decirte la verdad.
-Kiku -te susurre haciéndote despertar después de quedarte dormido en el pasto del jardín.
-¿Qué pasó ______? -preguntaste somnoliento aferrándote a mi mano.
-Yo... -susurre dudando sobre mi decisión pero si no digo nada será aún más duro.
-Lo sé -dijiste mirándome serio, solo pude aferrarme a ti llorando.
-P-perdón... perdón -repetía incontables veces mientras me consolabas, tarde demasiado en decirte.
-Deja de llorar... por favor -rogaste abrazándome aún más fuerte.