《Pan crap; B L O G》

Segundo

Sergio; 8 añitos

Yo antes de mudarme a donde estoy ahora vivía en un conjunto residencial, lugar donde llevaba viviendo casi toda mi vida y donde tenía varios amigos, de los que me distancié con el tiempo pero eso es aparte. Entre esos amigos había uno que vivía en el piso de arriba y conocí cuando venía del colegio.

Él se llama Sergio, cada que volvía del colegio al medio día jugabamos un rato en el edificio hasta que nos llamaran para almorzar y volvernos a ver en la noche pero con los demás en el parque.

Al vernos más seguido yo me sentía un poco más cercana a él que al resto de los chicos. En ese año estaba en emisión por Cartoon Network Dragon Ball Z Kai y todos nosotros lo veíamos al llegar del colegio, a veces pasaba que almorzabamos uno en la casa del otro y viceversa (A veces nuestros padres salían y no había nadie en la casa), jugabamos con su Playstation o en mi Wii, jugabamos con la manguera del señor de condominio a escondidas y jugabamos a las luchas, nunca me importó que fuera niño ni a él que yo fuera niña. En resumen eramos muy unidos y grandes amigos.

Pero, yo nunca me había enamorado o sentido gusto por alguien, y se puede decir que estaba enamorada en todo el sentido de la palabra.

Unos años más tarde, ya con 10 añitos, decidí decirselo; le dije que quería decirle algo y bueno "Me gustas", él se quedó callado un minuto con un simple "Wow" escrito en toda la frente, un rato más tarde llegaron los demás y nosotros estábamos sentados en las escaleras pensando en un "¿Y ahora qué?", hasta que César alias El Roba-cholas Urbano que era el mayor de nosotros le llegó la gran idea de hacernos una "Boda".

Él le había preguntado que si yo le gustaba también y dijo que si.
Mentira

Fuimos "novios", pero al medio día del día siguiente "rompimos" ya que ambos teníamos mucha pena por lo de la noche anterior y estábamos de acuerdo.

Aunque yo, estaba realmente herida ya que ese mismo día él me dijo que le gustaba mi mejor amiga de ahí.

 Cuando subí a mi casa, llegué saludando a mi mamá, tranqué la puerta de mi cuarto y comencé a llorar contra la almohada.

~♥~

Ahora en la actualidad puedo auto-proclamar a mi yo del pasado como la versión linda, agradable y no tan agresiva de Helga Pataki. La propia gafa.