Capítulo 1

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Me levantaba de un sueño muy profundo. Pues no había dormido hace casi dos días, 'odio las vacaciones' dije en mis adentros, para luego retractarme en un segundo.

Fuí directo al baño que se encontraba apenas en mi habitación; miré a mi espejo y ví a la misma adolescente desaliñeada de siempre, llevaba mis cabellos hechos un desastre, hasta que parecía un nido de pájaros. Dibujé una mueca de disgusto en mi rostro y tomé mi cepillo. Era de un caracteristico rosa, color que odiaba demasiado. 

Comencé a cepillar con suavidad mi cabello, pues no quería arruinar su suavidad y belleza, apenas me lo cuidaba, pero me gustaba lo poco apreciable que quedaba.

Poco a poco volvía a su liso original. Me veo a mi como siempre, a la misma rubia totalmente casual y simple. Con ojos verdes y, quizás lindos. Me parecía mucho a mi dulce madre, Alejandra Bisset.

Seguía con mi pijama color azul bebé, era el que más me gustaba. Fuera de detalles, volví a mi alcoba para ver el reloj de Hello Kitty que se encontraba en la pared, eran las 06:36 de la mañana, hora en la cual mi madre despertaba a mi padre para que vaya a trabajar.

Me dirigí directamente al cuarto de ellos, para sonreírles y saludarlos.

—Buen día, papá y mamá.— les sonreí de oreja a oreja.

—Buen día.— respondieron los dos al unísono, para luego reírse entre ellos por la coincidencia.

—¿Que haces levantada tan temprano, Elai?— dijo mi madre, ofreciéndome un poco de su café.

—No, gracias.— dije refiriéndome a su gesto. —Hace dos días que no duermo, así que ayer me la pasé durmiendo desde las 10 de la mañana hasta hoy. Creo que me costará volverme a dormir.— reí.

—No deberías hacer eso.- murmuró mi padre, serio como siempre. —No te lo he permitido, por lo tanto, no lo hagas.

Puse los ojos en blanco y asentí, estaba algo cansada de escuchar sus 'no.'

Mi madre volvió a ofrecerme café.

—No, muchas gracias, ma.— le sonreí. —Iré a hacerme uno yo misma.

Partí desde su cuarto hasta la cocina y encendí el microondas para que se calentara, mientras, yo preparaba en una taza un poco de cappucino, mi preferido.

Luego de unos 10 minutos o menos ellos entraron en el comedor y se sentaron en la mesa, mientras mi padre se vestía en el living, algo muy normal de ver en él.

—¿Te preparas un cappucino?— me preguntó mi madre, sorviendo un poco de su capuccino.

—Sí, ¿como lo sabías?— para ser sincera, me sorprendió que lo supiera.

—Por favor, Elai.— dijo sarcástica y divertida. —Soy tu madre, obvio que sé todo de tí.

—No tiene nada que ver.— dije sacando mi café del microondas, y sentándome junto a ella.

—¿Por qué lo dices?

—Mira, mamá. Tengo muchas amigas en el instituto y la mayoría ni se hablan con sus madres.— suspiré. —Puedo agradecer a Dios por darme una madre como tú. Ya que tengo confianza en tí y jamás me maltrataste.—le sonreí de medio-lado y tomé un poco de mi café. Acto seguido hice una mueca de disgusto.

—Te olvidaste del azúcar.— rió mi madre. —Y es cierto lo que dices, yo no sé como sería un día sin tí, mi dulce hija.

La miré con ojos totalmente felices y estaba por decir algo, pero él se aproximó.

—Ya me voy, negra.— dijo mi padre, roceandose con perfume Polo, su favorito.

—No creo que alla que usar tanto perfume para ir a levantar bolsas y manejar un camión.— dije sarcástica.

Mi mejor AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora