Llegue a mi casa agotado. Mi tía Madison acababa de limpiar el suelo y me hizo quedarme en el descansillo de la entrada como veinte minutos.
En verdad, aunque no lo pareciera vivía en un barrio de ricos, la casa de mi tía era inmensa, tenía unas seis habitaciones, un salón enorme y un jardín del que muchos vecinos seguro que estaban celosos. Siendo sincero, mi tía Madison vivía de lujo, pero no compartía ni un poco de su riqueza con su propio sobrino, aunque he de admitir que tampoco me podía quejar, ya que fue la única que me dio un techo cuando lo necesitaba.
Cuando la tía Madison me dejo entrar, fui a mi habitación y mire mi móvil a ver si me habían mandado algún mensaje.
Obviamente me había hablado Rachel, una piva que estaba completamente obsesionada conmigo.
A Rachel la conocía desde hace años, era una chica bastante guapa y simpática. Siempre había sido mi amiga hasta que un día las cosas se descontrolaron y entramos en un bucle de "estamos pero no estamos". Para mi Rachel era una persona importante pero ya estaba. Me gustaba para pasar un buen rato y hecharnos unas risas, solo que eso ella lo confundía y siempre acababamos igual.
Pensando en llamarla o enviarla un mensaje, decidí llamarla.
- Rachel, ¿que pasa?- pregunté a Rachel.
- Nada, te había llamado para ver que hacías.- dijo ella relajada.
- Quieres verme o que?- vacile.
- ¿Cuando no te he querido ver? Podrías venirte a mi casa en un ratillo.- agregó.
- Bueno si tantas ganas tienes de verme, tendré que hacerte un hueco en mi apretada agenda. - dije chuleandome.
- En media hora te quiero ver aquí.- dijo ella.
Colgué e inmediatamente fui a cambiarme y ha arreglarme lo justo. Siempre tenía que dar buena presencia estuviera con la chica que estuviera, era ley de vida y una técnica infalible para que las chicas hablasen con sus amigas de mí.
En quince minutos ya estaba listo y preparado para irme. Cogí mi moto y no tarde mas de 10 minutos en llegar. A continuación llame al timbre.
Nada mas llamar, Rachel me abrió la puerta casi desnuda, tapada tan solo con una toalla de ducha.
- Perdona estaba apunto de meterme en la ducha.- se disculpó ella. - Pasa anda.- dijo invitandome a entrar.
La conocía perfectamente y sabía que lo había hecho aposta. Quería retarme a ver sí caía en su juego. Ella quería jugar con fuego.
Rachel iba delante mia, guiándome hacia el salón, aunque yo ya sabía perfectamente donde estaba. La toalla le quedaba justo a la altura del culo y cada paso que daba podía verse un poco de cada nalga.
De repente Rachel se sentó en el sofá, me dejó un poco impactado porque pensé que se iba a duchar primero.
- Ven Collins.- dijo ella mientras se tocaba el pelo.
Me senté a su lado e inmediatamente se sentó aún mas cerca mío.
- ¿ Te apetece ver una peli? - Tengo palomitas y helados.- dijo de manera agradable.
- Venga, vale.- dije.
Ella trajo las cosas y puso la película. La película estaba entretenida, aunque ami no me solían gustar esas clases de película.
Rachel se empezó a mover, supuse que estaba incomoda, y terminó tumbandose, apoyando su cabeza en mi regazo.
Yo seguía viendo la película, mientras ella no se paraba de mover.
- Que calor. - dijo ella.
Me quede callado y asentí. De repente lanzó la toalla para atrás y quedó completamente desnuda. Yo no pude evitar mirar, Rachel tenía un cuerpo de escándalo, pero me hice él indiferente.
Seguimos viendo la película tranquilamente, cuando note una mano masajeandome por encima del pantalón.
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Bueno aquí os dejo el tercer capítulo, espero que os haya gustado y continuéis leyendo esta novela. Subiré el próximo capítulo pronto.
¿ Creéis que Marc caerá bajo la tentación de Rachel?
Flyhigh123
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Bad boys, Good lips.
RomanceMarc Collins. Ese soy yo, el típico chico malo, que tiene a todas loquitas. He de admitirlo soy un cabron y un mujeriego. Tenía todo y nada a la vez, y ahí es cuando alguien entra en tu vida y te das cuenta que las cosas, que mas felices te hacen no...