Capítulo 3 - Culpa

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Pasaron un par de días. Todo con normalidad. Los chicos empezaban a acostumbrarse al nuevo funcionamiento del colegio. Manuel había hecho varias entrevistas de trabajo, pero sin ningún éxito, así que decidió aceptar la oferta de Franco. Al salir de las clases se acercó a las oficinas de la empresa para hablar con él y comunicarle su decisión.

- Me alegro tanto de que te hayas decidido a aceptar mi oferta. - dijo Franco

- Gracias Franco. Pero quiero que me trates como a cualquier otro empleado sin tener en cuenta que soy el novio de Mia.

- No te preocupes Manuel. Yo te contrato porque se que vales para esto. - le tranquilizo Franco. - Ven que te enseño donde vas a trabajar.

Manuel y Franco salieron del despacho de Franco y se dirigieron a un despacho con un cartel que ponía finanzas, dentro había dos mesas de trabajo. En una de ellas se encontraba Eduardo, un chico de unos veinte años, alto, moreno y de ojos oscuros. Eduardo llevaba 3 años trabajando para Franco y este le valoraba mucho. Franco presentó a Manuel y a Eduardo.

- Eduardo, Manuel ya trabajó hace un tiempo para mi y sabe cómo funciona la empresa. Lo que quiero que hagáis los dos es un estudio para ahorrar costes y ganar rentabilidad. - Explicó Franco

- Esta bien Franco, nos pondremos con ello de inmediato. - respondió Eduardo.

Franco se fue y dejo a Manuel y a Eduardo solos. Eduardo le indico a Manuel que se sentara, y este le obedeció.

- Bien Manuel, voy a pasarte los balances de la empresa para que te pongas al día, y si quieres una vez que los hayas revisado, hacemos una tanda de ideas para ver que se nos ocurre.

- Esta bien. - contestó Manuel, y ambos se pusieron a trabajar. A Manuel le había parecido un chico encantador, y sabía que se iban a llevar bien.

Pablo había decidido ir solo a la prisión sin contárselo a Marizza. Al salir de clase le dijo que tenía cosas que hacer y que luego se encontrarian en casa de Martín. Cuando llegó a la prisión entró en la misma sala del otro día, ahí se encontraba el mismo funcionario.

- Buenas tardes soy Pablo...

- Buenas tardes señor Bustamante-le interrumpió el funcionario-¿Puede facilitarme su documentación?

Pablo le dio su documentación y el funcionario introdujo los datos en el ordenador. Le dio una pegatina que ponía visitante, y le pidió que lo acompañara. Le llevó por unos pasillos que tenían puertas con rejas y que solo se abrían con una tarjeta especial. Llegaron a una sala donde había una mesa con dos sillas, y el funcionario le pidió a Pablo que se sentara en una de las sillas, y despues se fue por la puerta por la que habían entrado, que estaba detrás de Pablo. Se abrió otra puerta, que estaba delante de Pablo, y entró Sergio esposado acompañado por un guardia. Nada más verlo Pablo se dio cuenta de que estaba más delgado y parecía que hubiera envejecido diez años. El guarda sentó a Sergio en la silla que se encontraba delante de Pablo, dejando entre medias de los dos la mesa, y se coloco de pie delante de la puerta por la que habían entrado.

- Hombre Pablito menuda sorpresa.- dijo Sergio con ironía

- Tenía que verte y ver que estabas bien.

- ¿Te reconcome la conciencia? ¿No puedes dormir por las noches? - Pregunto Bustamante con la misma ironía que había usado antes, y se echó a reír con esa risa tan peculiar que tenía.- Pablito, Pablito, que débil eres. Nunca te has parecido a mi, y nunca lo harás. Eres menos que nada. ¿Te crees muy importante por haberme metido aquí, verdad?- volvió a reír- Solo has ganado una batalla. Pero la guerra la vas a perder.- volvió a reír otra vez

Rebelde Way 3 temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora