Quiero ser tu valiente

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Escuché tus pasos acelerados mientras corrías a esconderte de los que tu alma dañaban. Vi la rojez de tus mejillas y tus ojos acuosos mientras te encogías intentando, sin conseguirlo, hundirte en ti misma.

Casi pude tocar la vergüenza que te causaba ser diferente, como si fuese un pecado, como si no tuvieses que sentirte orgullosa de tener personalidad propia.

Pude ver como fingías, escondiéndote en esa máscara de indiferencia que tan buen tenías preparada para ti misma. Pude ver como te esforzabas por aparentar frialdad, escondiendo la tormenta en tu interior, casi de manera perfecta. Quizás convincente sino hubiese visto, cuando te creías a solas, con el punk en la boca, los dientes sobre la carne juvenil, en un intento de sofocar los salvajes sollozos que en tu interior se desatan.

Pude sentir la rabia que se prendía en tu pecho cuando las palabras que buscabas para contarlo te esquivaban, se escondían, te huían. Pude ver la ira que encendía tus ojos cuando veías lo mismo en otras personas, cuando alzabas a la bandera de orgullo y salías a la palestra para defender a otros seres que son más débiles, quizás con esperanza de que a tu lado se quedasen y quizás, ya con mucha suerte, no sentirte tan vacía.

También vi como esos seres que defendías con tanto ahínco, cuando veían la oportunidad se unirse a aquellos que antes los repudiaban, cuyas risas llenaban sus pesadillas, al ver esa ofensiva oportunidad la aceptaban, acaso sin dudar un ápice, traicionándote.

Al igual que sentía el dolor que magullaba tu corazón, el dolor de verte traicionada por quien creías tu amigo. Pude ver desfilar tus pensamientos frente a mis ojos, como unas viejas diapositivas.

"¿Qué hice mal ?" " Confiaste ." "¿Por qué pasó esto?" "¿Acaso creías que no iba a pasar? Las personas son todas iguales." "Pero..." "¿Puedes negarlo acaso?" ". . ."

Vi como poco a poco te hundías en la miseria, en tu propia misera. Ya no son sólo los insultos, tu misma has sido siempre tu peor enemiga, siempre la verdad transformada por tus desagradables y oscuras lentes.

Pero antes de que te hundieses en la miseria lo decidí.

Respiré y sentí como mis pulmones se hinchaban, pude ver mis manos temblar de manera desenfocada y distante, como si se tratase de otra persona.

Noté como despertaba del letargo en el que estaba sumido, volviendo a tener el control de mi mente y cuerpo, y no es que antes no lo tuviese, pero en mi pequeña y temporal observación llegué a conseguir ser tú. Durante un instante viví tu vida, vi con tus ojos, sentí tu dolor, llegué a odiar a los que te herían, llegué a querer protegerte y sin darme apenas cuenta, a quererte.

Me levanté con algo de dificultad ya que las piernas me temblaban levemente volviéndome inestable. Me agarré al borde de la mesa mientras mis ojos se cerraban y mi pecho se hinchaba. Durante ese breve instante de oscuridad vi la lluvia que de manera impertinente tu rostro salpicaba y mi decisión sólo se afianzó.

Con paso tranquilo y seguro hacia ti me dirigí. Me paré frente a tu mesa y tu alzaste tus oscuros y desconfiados ojos hacia mi. Me aclaré la garganta y tu apretaste los labios, quizás esperando insultos que no tenía pensado dejar caer sobre ti, retiré este pensamiento de mi mente por que me asqueaba la idea.

- ¿Qué quieres? - dijiste con un tono de voz cortante pero débil, mi corazón se lanzó a galopar. Las manos me sudaban y de manera discreta me las limpié en los vaqueros.

No contesté enseguida sino que esperé a que quedásemos a solas. Pude ver como el nerviosismo g la impaciencia hacían mella en ti a través de pequeños gestos. Como el continuo tic en tu pierna o tus manos balanceando el bolígrafo mientras lo cazabas con fuerza.

- Quiero que me escuches. - mi voz sonaba más segura de lo que yo mismo me sentía y lo agradecí.

De nuevo te sentaste ya que un poco más y escapabas con el viento que se colaba por la puerta. No me contestaste, pero pude ver la aceptación en tus ojos mientras entrelazabas los dedos sobre la mesa. De nuevo me aclaré la garganta.

- No voy a decirte lo típico que se dice en estos casos, tampoco declararme y mucho menos insultarte. - te relajaste visiblemente y me alegré de haberlo aclarado antes de comenzar. - No quiero decirte que loa ignores, que hagas oídos sordos, que no los escuches, esto es imposible. Tampoco diré que eres fuerte, porque aunque yo lo piense tú no lo consideras así, y nada de lo que diga podrá cambiar eso. No voy a ser tu amigo, voy a demostrarlo y voy a ganármelo. No quiero ofenderte, quiero conocerte. No quiero que me ayudes, quiero ayudarte. Quiero ser tu apoyo, quiero ser quien ponga la mano en tu hombro, quien este a tu lado. No te diré que les plantes cara, te ayudaré a hacerlo. Conseguiré que confíes, sino en las personas en general, al menos en mi. Si lloras yo lloraré contigo, si sufres yo sufriré a tu lado, si te enfadas yo me enfadaré, si ríes yo reiré. Si necesitas a alguien seré yo quien esté, el día que necesites un abrazo mis brazos serán los abiertos. Si necesitas hablar seré yo el que escuche, el día que no quieras hablar seré yo quien lo haga. Pero sobre todo quiero...yo...quiero... - la seguridad que hasta ese momento me acompañó se esfumó y las palabras se trabaron en mi lengua. Respiré con fuerza y cerré los ojos. Notaba los tuyos sobre mi rostro, tu mirada penetrante quemándome y de repente recordé una cosa, mis ojos se abrieron y con una tímida sonrisa murmuré - Como dice la canción: "Se buscan valientes que expresen lo que sienten, se buscan valientes que apoyen y defiendan al débil"  -canturreo con torpeza - Yo quiero ser tu valiente...si me dejas claro.

6 meses después

Me desperezo, que cansancio. Anda que tener que levantar a las ocho de la mañana un domingo. Mi móvil suena y sonrío, un whatsapp: "Venga que ya estoy abajo"
Me levanto con rapidez y en cero coma estoy preparado, me despido de mis padres mientras cojo las provisiones para ir al Maria Luisa, es decir, mi mochila, la pobre está a punto  de reventar por la manta que metí a presión ayer. Bajo las escaleras de dos en dos mientras la ilusión me da alas, ni Red Bull ni leches. Abajo me está esperando la cosa más linda que he visto en mi vida.

- Aleluya. Vamos que ya llegamos tarde y nos están esperando. - sonrío al captar en tu tono un enfado fingido, tú no tardas en corresponder mi sonrisa.

Últimamente andas siempre sonriendo, no dejas que nadie te pise y has empezado a ser tú misma, no puedo evitar que me llene de regocijo, al fin y al cabo el cambio empezó para los dos cuando yo me decidí por fin a entrar en tu vida. Un paso que me alegro enormemente de haber realizado.

Te acercas y tus labios rozan los mios de manera suave, pluma de seda. Mientras tu voz alegre, amorosa y delicada resuena en mis oídos con un "Te quiero mi valiente" y nunca he sido tan feliz.

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Considero que el tema del acoso escolar es aún, en nuestra sociedad, un tema tabú y peliagudo que no consideramos como un problema (aunque realmente cubre los cimientos de la putrefacta sociedad) hasta que ocurre a gente que realmente conocemos y no consideramos que esto sucede de manera constante en nuestro entorno. Fingiendo quizás que todo es perfecto, nada más lejos de la realidad.

Consideró que debemos hacerle frente a este problema de raíz y debéis poneros en la situación de aquellos que la padecen.

Atentamente, la aprendiz de escritora.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2017 ⏰

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