Capítulo 4

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-¿Estas segura que no tienes sueño?

-No, necesito dar un paseo y quiero estar sola.

-¿Crees de verdad que te dejare ir sola?

-Es lo que quiero, me ahoga estar tanto tiempo a tu lado.

No dejo que respondiera sus palabras y sin aviso con la mano en la manija de la puerta, la rodó abriendo esta y saliendo por la misma, sabia que el contrario no sería capaz de perseguirla, de gritarle o si quiera evitar que se fuera, tenía suficiente tiempo conociendolo para saber con quién trataba, respiro de una forma muy profunda y bajo escalon por escalon en una velocidad lenta y precisa, su mano se deslizaba por el barandal de la escalera y con la libre cubría su cuerpo del frio que tenia a pesar de estar lo suficientemente abrigada con un abrigo de lana y un conjunto de algodón que cubría su cuerpo.

Laura se sentó sobre los escalones de la escalera que se encontraba en la bajada hacia la playa, en aquel piso que separaba a la arena de la madera, los dedos de sus pies se movían dejando que la arena entrara entre ellos y sus ojos seguían el movimiento de los mismo, cuando sus manos pasaron por sus rodillas pudo observar en su mano un objeto que realmente no estaba orgullosa de usar, en su dedo anular se encontraba un anillo de diamantes, de los más costos que cualquiera podría haber visto, pero ella no lo deseaba como cualquier otra chica, al contrario, lo aborrecía.

.

-Hija ¿Por qué no acompañas a Marcelo al jardín? se una buena anfitriona.

Laura hizo una mueca en sus labios sin estar muy convencida de ello, pero debía obedecer las instrucciones de su padre, era conocida por ser una joven precavida y siempre obediente. Con un sencillo gesto movió su rostro invitando al joven ya nombrado a que le acompañase al lugar que se encontraba en las afueras de su hogar, Marcelo provenía de una de las familias más ricas de Italia, con propiedades a lo largo de España y Europa, muy conocido entre el público y obviamente por su padre quien insistía a su hija en que se hiciera más cercano al mismo, pero ella no estaba interesada, ella estaba enamorada de otra mirada.

Durante el camino al Jardin, Marcelo intentó tomar la mano de Laura y a pesar de que ella sutilmente se negó, el insistio hasta que no hubo forma de decente de rechazarlo y de esa forma se quedaron, Laura empezó a explicar que significaba cada flor, plata, hábitat que había en su jardín, cosa que quizas Marcelo ignorada hasta el punto en el que el se detuvo y ella se volteo confundida hasta donde él se encontraba.

-Somos dos jóvenes que parecemos adultos, trabajamos en empresas, manejamos nuestras vidas y estamos solos, deberíamos tener una compañía que nos apoye en lo que amamos.

Laura inmediatamente se confundió y frunció su ceño sin entender, sin decir una palabras y con la mirada fija en él para poder entender lo que él quería decir, pero todo tuvo sentido cuando el joven frente a ella había arrodillado una de sus piernas y del bolsillo sacaba una pequeña caja con un anillo, a lo lejos desde el balcón observo a su padre y madre sonreír esperando que ella reaccionara y regresó a donde él estaba.

-¿Quieres ser esa persona que me apoye en lo que amo?

La piernas de Laura flaquearon pero no cayó, no dejo que notase su nervio y sus ganas de salir corriendo, pero su padre estaba ahí, esperando que su hija respondiera de forma afirmativa y con un gesto susceptible y entristecido accedió sonriendo muy vagamente, sintiendo el anillo colocarse en su dedo anular y sus labios ser sellados por los ajenos, por una sensación que no anhelaba sentir.

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Una lágrima cayó sobre el costo diamante y detrás de ella sintió como una mano rodeaba sus hombros y le cobijaba acariciando con su mano libre el cabello de la joven entristecida y desesperanzada.

-De saber que todo este tiempo hablabas de Andrés, hubiese intentado evitar el falso amor en el que te encuentras.

-No es tu culpa, yo fui una cobarde al no poderme negar por mi padre.

Marcela se quedó junto a Laura aquella noche fría, la joven sentía un vacío en su interior al haberse encontrado con quien creía amar y estar con quien aseguraba no querer, sus manos se unieron al apoyo y tranquilidad, estuvieron apenas unos segundos ahí cuando Marcela se despidió dirigiéndose a su habitación, mientras Laura prefirió quedarse otros minutos en aquel tranquilo lugar.

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Hola dulzuras, espero estén de maravilla, gracias por leerme y serme fiel, estaré aquí escribiendo para ustedes, se les quiere. 

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2017 ⏰

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