Prólogo:

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En la sala del doctor Williams, todo era de color blanco. Blanco, como las paredes de mi casa que se habían manchado de sangre; blanco, como el color de la simbólica esperanza (O... eso era lo que mí abuela decía)

"Esperanza" es extraño pensar que todo se trata de Esperanza, una palabra tan fuerte como los rayos de sol que rara vez podía ver por la única ventana de mi casa. Una palabra tan fuerte como el amor..., hasta más fuerte que la maldad.

No quería escuchar al doctor Williams, pues no me entendía. No quería recordar esa noche, aquella noche que perdí la fe.

—Dan... Dan, ¿entiendes el asunto? ¿sabes porqué estas aquí? —me preguntó el doctor.

—Para... ¿investigar? —añadí.

—si —dijo—, para investigar. Estoy aquí para investigar... tu extraño... asunto. ¿Te parece extraño... tú asuntó?

No dije ni una sola palabra.

  — Dan. Dan, trata de ayudarme, a ayudarte. Por favor,  dime que ocurrió esa noche. ¿Qué recuerdas?

  — Paso muy rápido — le dije— . Era una noche muy oscura y... me daba miedo la oscuridad. Algo me decía que no estuviera entre las sombras, que... era peligroso — cerré los ojos y respire hondo— . Me levante en la noche con un miedo terrible. Primero vi un destello por la ventana que teníamos en la sala, luego escuche como un trueno caía muy cerca de casa. Solté un gemido y corrí hasta la habitación de mis padres. Me escabullí por las sabanas y sentí la pierna fría de mi mamá. Me dormí después de eso. Luego desperté por la incomoda sensación de algo húmedo y espeso que... me... me rodeaba. Salí de las sabanas y luego sacudí a mi madre para que despertara. Pero... no lo hizo. Luego mire mis manos manchadas de sangre... — aunque tenía los ojos cerrados, supe que el doctor Williams se acariciaba más la barba que escucharme— . Eso fue todo. No puedo recordar más.

Solté un par de lagrimas. Luego rompí en llanto.


Habían pasado unos minutos. El doctor Williams me había tranquilizado, dándome unas diapalmas tranquilizadoras en el hombro. Suspire y mi piel se puso de gallina. Solo quería recostarme en la cama, pero en la habitación en la que me habían enviado, había un niño con esquizofrenia. Me daba miedo estar con el a la noche, pues murmura cosas cuando esta dormido, y aveces habla sobre la muerte.

  — Sera mejor que descanses. Mañana sera un nuevo día para platicar. ¿De acuerdo? — me dijo el doctor.

Quise gritarle "¡No!", pero no podía hacer más nada.  El doctor me acompaño hasta mi habitación (La número 12087) al final de la sala. Odiaba esa parte del hospital, pues está, era la más oscura. Aveces sentía que vivía en una pesadilla, una pesadilla repleta de muerte.

Entre a la habitación y me sorprendí al ver esta vacía. El niño raro con quién compartía la habitación no estaba. Aquel niño nunca salía de la habitación, su doctor se había rendido con él y ninguno de sus familiares lo visitaba... como a mí.

Me recosté en la cama y trate de dormir. Se estaba haciendo de noche, las sombras inundaban la habitación blanca. Decidí encender la linterna. Y dormí con ella encendida toda la noche.


Era de madrugada, me despertó un murmuro que provenía del otro lado de la puerta. Me asuste demasiado, no quería abrir la puerta e ir por el pasillo oscuro... No solo. Pero no era eventual escuchar voces por los pasillos. ¿Quién sería?

Me acerque a la puerta y escuche algunas palabras cortadas por el sonido del viento que pasaba por la ventana:

"Todavía no lo encuentran" (...) "No... no todavía" (...) "Un niño con discapacidad severa no pudo haber escapado, las cámaras de seguridad gravaron todo, no hay ningún rastro de él. Esto... me lleva a pensar que... todavía esta en el hospital" (...) "Seguiremos con la búsqueda. ¿Localizaste a sus padres?" (...) "Desconectaron su teléfono, envíe a alguien a ir hasta su casa pero no respondieron. Es... Es obvio doctor. Abandonaron al niño" (...) "No dormiré hasta encontrarlo"

No pude escuchar nada más. Voltee la mirada y observe la cama vacía de aquel niño que nunca pude decirle como se llamaba. 

Sentí un escalofrío, corrí hasta mi cama y me tape con las sabanas hasta poder quedarme dormido nuevamente.


Escuche un gritó mientras jugaba con mis marionetas de porcelana, la mañana siguiente. Abrí la puerta y me sentía aliviado de que el pasillo no estuviese tan oscuro. Camine hasta donde se escuchaban los gritos. Había una multitud rodeando un circulo, algunos se tapaban los ojos y los pacientes especiales se reían. Los doctores y enfermeros estaban tratando de sacar a la multitud. Vi unas piernas pequeñas y blancas como el papel, luego vi un cuerpo cubierto por una pijama blanca. Luego vi el rostro sin vida de aquel niño.

Un último gritó corto el aire y este comenzó a oler a muerte.

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2017 ⏰

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