Uno de mis pasatiempos favoritos era la fotografía.
El casi nunca se dió cuenta pero siempre lo fotografiaba, la cámara capturaba la belleza que yo veía en el y naturalmente el no sería como los demás veían o creían de el, ellos verían su alma con una foto como yo lo veía a el.
Ente las fotos que nos tomamos planeada mente y las fotos que de la nada se capturaron existía una gran diferencia, para algunos insignificante pero para mi era un mundo de diferencia por que las que eran planeadas justamente capturaban la belleza que los demás veían en nosotros pero las que yo tomaba de imprevisto no sólo estaban medio borrosas o tenían un paisaje extraño si no que capturaba no la belleza de nuestras almas y no de nuestras caras.
El era una obra de arte, aveces lo entendías, era impredecible, era una caótica belleza.
