Este término se emplea por las similitudes entre lo que experimenta el dependiente emocional tras romperse su relación de pareja, y lo que se vivencia en las adicciones tras cesar el consumo del tóxico (drogas, tabaco, alcohol, etc.).
Lo normal sería que el fin de una relación perjudicial fuese como una bendición, pero para el dependiente emocional se convierte en un auténtico suplicio. Siendo los siguientes síntomas algunos de los más frecuentes:
Pensamientos obsesivos en torno al antiguo compañero. Recordando los momentos buenos de la relación y relegando al olvido los momentos tormentosos.Pese al dolor, sufrimiento y humillaciones que soportasen en la relación, sienten una fuerte y compulsiva necesidad de tener contacto con la ex-pareja.Angustia, desesperación, ansiedad.Constantes ganas de llorar, tristeza e incluso depresión.Múltiples intentos de retomar la relación, aunque estos supongan atentar contra su propia dignidad, siendo lo más importante llenar el vacío y apaciguar la soledad que la ruptura les ha producido.Dificultad para conciliar el sueño.
Si la ex-pareja se pone en contacto con el dependiente emocional y le genera expectativas de reconciliación, aunque sean mínimas, todos estos síntomas desaparecerán automáticamente.
El dependiente emocional experimenta el síndrome de abstinencia, independientemente del miembro de la pareja que propiciase la ruptura, lo que variará, eso sí, será la intensidad. Si este periodo se gestiona de forma adecuada, los síntomas remiten con el paso del tiempo.
En cuanto a la duración, puede ser de meses o incluso años, depende de la persona y de la relación. En este sentido, cabe señalar que tanto como para superar el síndrome de abstinencia, como para que no se produzcan recaídas, es fundamental evitar cualquier tipo de contacto con la ex-pareja. Esto implica, que se ha de intentar no verse personalmente, así como evitar las llamadas telefónicas, correos, mensajes, etc.; lo cual le resulta bastante difícil debido a sus deseos irresistibles de volver al lado de la ex-pareja.
A causa del malestar que conlleva el síndrome de abstinencia, la persona puede optar por:
Querer retomar la relación: se puede observar como en estas relaciones son frecuentes las constantes rupturas y posteriores reconciliaciones.Encontrar una nueva persona: que llene el vacío que ha dejado la ex-pareja, la cual pasará al más absoluto olvido.
A corto plazo, el intenso malestar desaparece, pero de estas dos formas el problema no se supera, con lo que ello conlleva: vivir el amor no como algo placentero, sino desde el sufrimiento.