Toc toc

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-P-papyrus y-yo –tartamudeo Sans tratando de soltar por un vez lo que había guardado hace tanto tiempo, pero la palabra simplemente no salían.

Papyrus miro a su hermano con una mezcla de confusión y preocupación, nunca había escuchado a Sans tartamudear, la única preocupación que el menor pensaba que tenía en mente su hermano era dormir y hacer esos tontos juego de palabras ¿Qué habría pasado para dejar a su hermano en ese estado?

-¿Sans? ¿Qué sucede? –Le pregunto aquel esqueleto de bufanda roja al de chaqueta azul- ¿te pasa algo? –pregunto con notable preocupación

Pues claro que algo le pasaba, y era algo grande, aquel esqueleto bajo y de eterna sonrisa estaba enamorado, pero no de cualquier persona sino... De su propio hermano, Papyrus.

¿Cómo había pasado? el tiempo lo sabe muy bien, había tenido a su cuidado a ese alto y extrovertido esqueleto desde que el era apenas un chico de no más de 7 años y el otro un pequeño y (extrañablemente) dormilón bebe; en un principio sintió al más joven como una carga, no lo mal entiendan, él amaba a su hermanito, pero fue difícil para un niño tomar aquella dura responsabilidad; sin embargo con el tiempo Papyrus se convirtió en su todo.

Su razón de levantarse cada día para verlo salir a practicar... O mejor dicho: verlo recién venido de practicar.

Su razón por la cual aceptó trabajar en el puesto de vigilancia.

Su razón por la cual él seguía... Aun después de...

RESET

Había pasado poco tiempo desde que el pequeño humano Frisk los había liberado y ahora todos vivían tranquilamente en la superficie, si aun se lo preguntaba, todavía Sans no le entraba en la cabeza de que eran libres, seguía despertando creyendo de que seguían todos en el subsuelo.

Pero ahora volviendo con los hermanos.

El más alto al notar que su hermano no respondía o tomo del mentón para que este lo quedara viendo fijo, Sans sintió como sus piernas comenzaban a temblar y Papyrus miro con confusión el pequeño sonrojo azul que comenzaba a formarse en el rostro de su hermano.

Sans suspiro, era ahora o nunca.

-Toc toc –hablo el más bajo, pensó que haciendo parecer su confesión como un chiste lo haría sentirse menos nervioso

Papyrus lo miro un poco molesto pero aun así le siguió el juego a Sans.

-¿Quién es? –pregunto sin animo

-T-tea–sus nerviosos se notaban a flor de piel

-¿Tea quien?

-te am...

-¡Oh! ¡Ahí estas cariño! –la excéntrica voz de aquel robot lo había interrumpido justo a tiempo

Papyrus volteo la vista con confusión y con algo de nervios nervios mientras que el robot lo envolvía con sus brazos metálicos.

-¡M-Mettaton! –esta vez era Papyrus el que tartamudeaba. Sans miraba un poco desconcertado la escena frente a sus ojos.

-¡Te he buscado toda la mañana! ¿Dónde estabas? –hablo con un tono melosos antes de acercase al más alto y plantarle un beso en donde deberían estar sus labios

Sans vio aquella acción en cámara lenta, como si el mundo se detuviera en ese momento solo porque le gustaba verlo sufrir una y otra vez; lagrimas comenzaron a amenazar con salir de sus cuencas, pero se resistió.

-M-Mettaton –dijo el de bufanda roja una vez separado de la estrella- y-yo todavía no le había dicho –susurro con vergüenza, pero aun así los dos presentes escucharon

-¡Oh! –Mettaton volteo a ver al más bajo- ¡Entonces digámoselos juntos!, Sans –lo llamo- ¡Tu hermano y yo somos pareja!

Sans sintió como algo dentro del él se quebraba, su ya no tan pequeño Papyrus con Mettaton, su niño con aquella chatarra andante. Sintió como las lágrimas se acumulaban en sus cuencas.

-¿Sans? –lo llamo el menor con preocupación al no saber cómo su hermano reaccionaria

-¡Qué bien por ustedes! –exclamo Sans con su típica gran sonrisa... Su sonrisa falsa

Sans podía ser un gran actor si se lo proponía.

-¿E-en enserio? –pregunto Papyrus sin creérselo

-Por supuesto, me alegra que encuentres a alguien que te haga feliz –le respondió el de chaqueta azul con un tono de voz alegre- Espero que sean felices

Cada palabra que decía le rompía el alma.

-S-si, ¡después de todo soy el gran Papyrus! –comento con entusiasmo

-¡Sí!, y oye Mettaton

Lo llamo Sans a que se acercara, el más alto de los dos le hiso caso acercándose con cierta confusión que rápidamente fue intercambiada con miedo al ver como el ojo izquierdo del más bajo de encendía.

-Si le haces daño a mi hermano –hablo con su voz seria- PASARAS UN MAL RATO

Aquel comentario aterrorizo al robot haciendo asentir con velocidad e intentar alejarse del esqueleto mayor acercándose a su novio e invitarlo a salir.

-Espérame un momento- fue la respuesta de Papyrus- ¿Qué era lo me ibas a decir?

San sudo frio y sintió los huesos de sus manos contraerse.

-No era nada importante... -Fue su respuesta

Papyrus solo hiso una mueca de desagrado y se sintió ridículo al preocuparse por su hermano a quien no le pasaba absolutamente nada, después de todo era Sans, el esqueleto perezosos sin ninguna preocupación en mente, aquel esqueleto que se la pasaba durmiendo sin darle importancia a lo que ocurría a su alrededor.

Por favor, el era Sans, obviamente nada le pasaba.

Papyrus tomo la cintura de su novio y se dio la vuelta mientras hablaba de cosas triviales.

Sans se quedo ahí estático viendo como la figura de su hermano, aquel ser que amaba tanto se desvanecía junto aquel que le robo lo más importante para él en su vida.

Toc toc (fontcest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora