At the other side of the door +18 [YoonKook]

03

Una semana más tarde y debido a lo sucedido entre los dos hermanos, no se hablaron. Volvieron a lo mismo de siempre; evitar mirarse, no pronunciar una palabra , ni siquiera estar cerca uno del otro. Jung Kook estaba dolido, no pensaba ir corriendo tras su hermano mayor diciéndole que las cosas no deberían haber sucedido así, porque él realmente lo quiso y Yoon Gi aceptó. Pero aun estando de mal humor, sin ganas de verlo a la cara o de golpearlo por imbécil, el menor extrañaba escuchar su voz, incluso extrañaba sentir la presencia de éste en la casa.

Yoon Gi hacía días se la pasaba saliendo, no a fiestas sino que prefería estudiar en casa de sus amigos o quedarse a dormir allí. La mayor parte del tiempo ninguno de su familia le veía la cara, y si lo hacían eran solo por unas pocas horas. El joven era ya un adulto y podía manejarse como tal; a sus padres no les molestaba que saliera, es más, se alegraban por verlo socializar más. Además era el claro ejemplo de hijo estudioso y dedicado. Yoon Gi pasaba horas encerrado estudiando y no hacia más que eso, al menos era lo que sus padres creían una vez que el chico decía "voy a estudiar" y cerraba la puerta de su cuarto. Y lo que en realidad no sabían ellos, ni tampoco Jung Kook , es que Yoon Gi tenía una impensada actividad a la que dedicaba gran parte de su tiempo.

Uno de esos días en los que el mayor no estaba en su cuarto, el menor decidió colarse allí sólo para estar tumbado sobre la cama, extrañándolo. Se encontró con que la puerta estaba cerrada con llave; aquello lo puso de mal humor. Buscó la llave de su propio cuarto para ver si encajaba en la otra, y así fue. Era la primera vez que intentaba hacer algo así, ya que Yoon Gi no dejaba la puerta cerrada, y si lo hacía  no era con esa seguridad. Al entrar vio todo ordenado, como siempre. Caminó cerca de las estanterías y tocó con sus dedos los objetos decorativos y las tapas de los libros. Llegó hasta la silla del escritorio, se sentó y observó fijamente la pantalla de la computadora en negro; y si bien ésta parecía estar apagada, Jung Kook notó que el pc estaba encendido. Movió el mouse y la pantalla se prendió. Sobre el fondo de pantalla con una imagen de ellos dos, había un montón de carpetas con diferentes nombres. En primera instancia, Jung Kook se sintió emocionado de saber que su hermano conservaba ese fondo de pantalla. Por otro lado, las carpetas llamaron mucho su atención.

Por pura curiosidad y sabiendo que estaba mal que iba a hacer, Kook abrió una al azar. Dentro de ésta había fotos de personas, según las miniaturas es lo que supuso que eran, pero en realidad al abrir una de ellas encontró con que aparte de una foto, también había información. No entendía de qué se trataba todo aquello, por lo que no quiso seguir mirando más aquella carpeta llena de fotos, en su lugar se adentró en una incluso peor en la que había vídeos. Éstos eran de corta duración, no más de diez segundos y cada uno de ellos eran sin sonido. Sólo se veía lo que parecían ser unos pies paseándose alrededor de una sala, otro mostraba unas manos atadas y otro medio rostro con una cinta en la boca. Jung Kook se sintió extraño viendo aquellas cosas, cerró todo y decidió salir del cuarto. No apagó la computadora y la dejó como estaba; al salir y girar para ir al pasillo, se chocó con quien menos esperaba en ese momento.

Yoon Gi abrió los ojos como si hubiese visto un fantasma. Se veía desarreglado; su pelo estaba despeinado, tenía unas marcadas ojeras bajo sus ojos y llevaba laisma ropa de hacía dos días. En cuanto notó la cara de susto del niño, lo agarró del brazo y lo sacudió.

—¡¿Qué mierda hacías en mi cuarto, mocoso!?—le gritó mientras los agarraba con fuerza.

—Y-yo...—Kook, a punto de llorar, hizo un puchero—Te extrañaba y quería...

—¡Cállate!—Yoon Gi lo soltó y caminó hasta entrar a su cuarto —No quiero volver a verte aquí adentro, ¿me oíste?

El mayor, que estuvo a punto de cerrar azotando la puerta, fue detenido por las manos del niño posándose sobre ésta y empujando hacia el lado contrario. Intentó cerrarle, sin importar que fuera a apretarle sus dedos.