VI. [Final]

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La tormenta de nieve en Fazbear era increíblemente fuerte, capaz de destruir todo a su paso, cegando la visión de aquellos que caminaban en ella, empujándolos a su propia perdición.

Dos de aquellos temerarios caminaban con dificultad extrema, uno de ellos ayudando al otro, que estaba tan débil que sentía que el viento se lo llevaría.

"¡Vamos, tú puedes Fred!", insistía el duque de Golden, tratando de incentivar al joven príncipe.

Éste no respondía, él únicamente se esmeraba en seguir en pie.
Sus ojos lentamente se cerraban, siendo por la molestia del viento en su cara, además de que la poca energía que le quedaba no resistía mantenerlos abiertos.

El duque por su lado, con todas sus fuerzas afirmaba a su débil amigo. Tenía que lograrlo, o sería el fin del príncipe.

Pero de pronto, el ojigris cayó bruscamente al suelo, logrando de cierta forma que el príncipe se desequilibrara.

"¿R-Rubio?", preguntó casi en un susurro el joven de cabellos blancos, para saber que era lo que le pasó a su compañero.

Primero obtuvo unos quejidos en respuesta, y luego palabras reales, "¡Mi pie se quedó atascado en la nieve! ¡No puedo sacarlo!"

El ojicafé lo observó como pudo, nervioso. Intentó agacharse para poder ayudar al joven duque a salir del apuro, mas éste se lo negó.

"¡No, Fred!", le gritó Golden a través de todo el ruido que el viento generaba, "¡Debes seguir, tienes que encontrarte con Joy!"

"G-Golden..."

"¡No te preocupes por mí!", siguió insistiendo el rubio, "¡Tú sigue sin mí, te alcanzaré en cuanto pueda salir de aquí!"

Con una mirada afligida, el anteriormente pelinegro siguió con su camino, una que otra vez mirando hacia atrás para ver a su amigo intentando con todas sus fuerzas librarse de la nieve que mantenía cautivo su pie.

A pesar de estar completamente frágil, perdiendo la estabilidad cada segundo, sintiendo que en cualquier momento caería rendido, el príncipe seguía caminando en línea recta.
O al menos eso intentaba.

Pronto, su piel comenzó a teñirse de blanco, al igual que su cabello, como pequeños copos de nieve.

"N-No...", trataba de negarse el joven, aún sin rendirse. Simplemente cerró sus ojos y siguió caminando como podía, "J-Joy", se repetía a si mismo para persistir en su batalla.

Mientras, una muchacha rubia montada en su fiel reno se dirigía lo más rápido posible al reino de Fazbear, con la única intención de salvar al chico de actuales cabellos blancos.
Como una experta, esquivaba todos los obstáculos que la tormenta de nieve le ponía por delante. Excepto una.

El hielo debajo de Bestia cedió, y ambos cayeron al agua congelada. Bueno, en realidad Joy no tuvo oportunidad de mojarse, gracias a la inercia que ejerció la caída de su reno.

"¡Bestia!", angustiada, la rubia se volteó al hielo roto para asegurarse de que su querido compañero estaba bien.

Con dificultad, el reno apareció en la superficie del agua, y tiritando del frío, se subió a una de las plancha rotas de hielo.

"¡Buen chico!", sonrió la rubia, antes de seguir su camino a toda prisa, esta vez a pie.

Al mismo tiempo, el mismísimo autor de aquella tormenta se encontraba caminando con dificultad en su visión, no sabiendo por donde huir de sus propios guardias que querían asesinarlo.
La tormenta cada vez se hacía más fuerte, como la angustia del rey.

Frozen | #FNAFHS AU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora