III.

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"No puedo creer que la misma realeza me haya arruinado la vida..."

En este momento, tres adolescentes se encontraban varados en las montañas, con su único medio de trasporte que soporta a tres personas completamente destruido.

"¡¿Cómo dejé que esto pasara?!", se regañaba a si misma la muchacha rubia dueña del trineo hecho pedazos.

"No fue tu culpa", tranquilizó el príncipe, tratando de alivianar la situación.

"Claro que no", negó la ojiazul, "¡Fue tú culpa!"

"¡Que no! Fueron esos malditos lobos", se defendió el azabache, "Pero no te angusties, Joy, te juro que te compraré un trineo nuevo último modelo o lo que sea cuando volvamos al reino"

La rubia suspiró desanimada, viendo con pena su amado trineo que siempre le ayudó en las buenas y en las malas, hecho trizas.
Que suerte que aún tenía a su fiel reno de su lado... En realidad no era suyo en sí, sino de su familia.

"Venga, vámonos Bestia", habló decepcionada la ojiazul, al mismo tiempo que se alejaba del par de burgueses junto a su reno.

Pero entonces, nuevamente se interpuso el príncipe.

"¡Espera! Aún necesitamos una guía por la montaña", insistió el azabache, "¡Por favor, preciosa! No nos abandones, es urgente"

"Sin ofender, chicos", dijo con desánimo la joven, "Pero ya me han traído demasiados problemas hasta ahora, y preferiría seguir sola"

"Joy...", comenzó esta vez el duque, "...si no nos ayudas, no encontraremos al autor de este invierno eterno y el verano no volverá jamás..."

"¡Tu negocio de vender hielo se irá en picada!", agregó el pelinegro, aún intentando converser a la rubia.

Y funcionó, pues ambos burgueses tocaron un punto muy importante para la muchacha de cabellos dorados.
¿Cómo ganaría dinero vendiendo hielo, si en todas partes hay?

La ojiazul suspiró rendida, "De acuerdo, los ayudaré... ¡Pero después de esto, espero no volver a verlos! Sin ofender..."

"Descuida", sonrió el ojicafé, "Siempre suelo cabrear a mis sirvientes..."

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Los tres adolescentes no tardaron más de un tarde en llegar a su destino gracias a la asombrosa guía de Joy.
Algo que dejó bastante impresionado al príncipe, y bueno, ellos dos habían entablado una increíble relación, dejando al burgués rubio como una especie de tercera rueda.

Una vez que llegaron a la cima de la montaña, se encontraron con una escena que sus ojos no querían creer.

Era un palacio hecho completamente de hielo, perfectamente pulido, de increíble altura y amplitud. Y eso que solo lo veían de fuera.
Los tres jóvenes estaban absolutamente boquiabiertos.

"Freddy definitivamente está aquí"

"¡Oh por Dios! ¡Es un palacio de hielo!", decía emocionada la rubia, "Creo que voy a llorar..."

"Adelante", sonrió el azabache, "Que seas una chica fuerte no significa que no tengas sentimientos"

Una vez frente a frente a las puertas de hielo, los tres chicos dieron un suspiro impresionado y sonrieron.

"¡Bueno, andando!", exclamó la rubia contenta, antes de ser interrumpida por el joven azabache.

"En realidad, será que mejor te quedes aquí... La última vez que le presenté a mi hermano una chica congeló todo el reino, verás"

Frozen | #FNAFHS AU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora