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Querido diario.

Después de las presentaciones, charlamos un poco sobre aceptarnos a nosotros mismos.

Ellos opinaron sobre mi. Recordaré muy bien sus palabras cuando les dije que me haría cirugía cuando tuviera edad. Estas fueron: «Tu rostro no es el que necesita cirugía, tu alma sí. Si estas podrida por dentro ¿de qué servirá una cirugía? Solo quieres enmascarar tu dolor. »

Todos juramos, al final de la reunión, volver todos los miércoles.

Nunca he estado tan a gusto en un lugar que no fuera mi casa. Siento como si perteneciera a el.

Por primera vez, soy perteneciente algo.

Quisiera cambiar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora