Vaivén

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Nunca imaginé que llegarías a importarme tanto cuando te conocí,
ni la importancia que tiene ahora cada una de tus palabras sobre un nosotros.

Tampoco sabía de caos,
ni lo que era ser una bala perdida antes de ti.

No sé si el caos eres tú,
o soy yo que me volví caos,
entre tanta duda.

Dudas tan tuyas,
inseguridades tan mías.

Tu fuga premeditada provocó lo peor de mi,
no estoy orgullosa de ello,
pero supongo que de todo se aprende.
Sacaste la perra fría y calculadora que llevamos dentro.
Me provoqué más daño del que llevaba encima,
más de lo estrictamente necesario.

Provoqué desconfianza, dudas, inseguridades y mil adjetivos más,
sólo de pensarlo me siento aún más caos de lo que en estas alturas ya soy.
Aunque pensándolo bien,
no tengo muy claro quién fue la bala perdida,
tú perdido con tus idas y venidas,
o yo por esperar cada una de tus venidas.

Porque tienes razón,
nos han pasado muchas cosas,
y no precisamente todas buenas.

Hemos pasado por muchos obstáculos,
pero sí de algo me di cuenta,
es que por mucho que pase,
no quiero alejarme de ti,
siempre es el último empujón,
el último intento,
aunque al final,
nunca es el último.

Y ese es el problema,
no puedo decir basta,
si eres tú quién llama a la puerta,
aunque fuera la decimoquinta vez esta semana.

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