2. La compañía de un amigo.

526 34 8
                                    

Jean's POV.

Era apenas la primera noche desde que ambos sabíamos que dentro del vientre de mi pareja estaba creciendo una nueva vida humana y ya se me hizo eterna. Fueron tantas las veces que Marco se levantó al baño que ya había perdido la cuenta. Me sentía cruel por no ir tras él cada vez que lo hacía, y simplemente reaccionar haciéndome el dormido, pero si ya era demasiado desagradable escuchar sus contínuas arcadas no podía ni imaginar verlo vomitar. ¿Por qué justo hoy, el día de la noticia, cuando más necesitaba un sueño conciliador, tenían que comenzar las náuseas? Lo que era nauseabundo era escucharlo. Me sentía cruel. La peor persona del universo, pero en ese momento no soportaba la idea de pasar esto 9 meses, más lo que vendría después. Cuando ya se habría levantado más de unas diez veces, Marco no volvió a la cama. Dudé, me lo pensé, pero finalmente la compasión movió mi cuerpo cansado por el estrés y el sueño. Golpeé unas tres veces la puerta del baño antes de abrir al no obtener respuesta. Encontré a Marco sentado en el suelo, con la cabeza tendida sobre el inodoro cerrado. Parecía dormir, pero lo conocía tan bien que sabía que no lo hacía. Esa imagen me preocupó y tal vez me hizo sentirme más cercano a él por ese instante. Avancé hacia él y me arrodillé a su lado. Realmente, parecía muy débil. Estaba pálido hasta tal punto que su piel parecía porcelana blanca. Lo sostuve entre mis brazos de la forma más cariñosa que podía, ignorando el asco que me producía el olor de la estancia. Él temblaba como la gelatina y sus ojos permanecían cerrados. Sentí lástima, al fin y al cabo, no era su culpa quedar en ese estado, y mucho menos, desearlo. Yo era un egoísta. Me di cuenta de cuanto me necesitaba en este período de tiempo y decidí tratar de poner de mi parte. Acaricié su frente para comprobar que no tenía fiebre y después deposité un dulce beso sobre esta. - Tranquilo...todo va a ir bien.- dije seguro para tratar de calmar su malestar. Su mano temblorosa se acercó a mi pecho y lo acarició en señal de agradecimiento. Lo levanté. Marco no pesaba en absoluto y yo era lo bastante fuerte como para llevarlo a la cama. Una vez allí pude observar como se acurrucaba entre las mantas sin pronunciar palabra. Era tan tierno... Solté un suspiro casi inaudible. ¿Por qué no me emocionaba? Yo quería poder vivir la situación como lo hacía él. Él estaba tan feliz...y yo quería estarlo. Tal vez era miedo lo que sentía. De cualquier modo, esperaba que esta sensación cambiara. Me acosté en la cama exhausto de un día tan ajetreado y, casi por instinto, Marco se abrazó a mí. ¿Para qué quería un niño, si él era como uno? Cerré mis ojos. A la mañana siguiente tenía que salir al exterior del muro. Estaba feliz porque de ese modo podría estar con unos buenos amigos que seguro me animarían. Sí, seguro que charlar con Erwin, Armin, Eren y Levi era la solución a todo...
                                 ●●●
Me desperté por un sentimiento húmedo en mi cuello. Los labios de Marco jugaban en mi piel. Parecía que el día comenzaba bastante bien.
- Bebito, despierta.- me dijo pasando sus besos a mis labios. Abrí un ojo vagamente viendo su hermosa sonrisa dedicada a mí.
- Buenos días, dulce marmota.
Me gustaba despertar con la banda sonora de su risa. Era lo ideal para las mañanas después de los días difíciles.
-Te he hecho el desayuno, amor, para que cojas el día como energía.
Que cariñoso estaba desde que sus hormonas se habían revolucionado. Tan malas para algo y tan buenas para otras cosas. Sus ojitos me miraban mientras me metía en la boca un pedazo de bollo que él mismo había preparado.
- ¿Has madrugado solo por hacerme un desayuno casero después de pasarte casi toda la noche en vela?- le pregunté asombrado.
- No ha sido para tanto, cielito. De alguna forma tenía que agradecerte lo que hiciste anoche por mí y el bebé.
Le sonreí. Apreciaba el gesto. Supongo que podía ser llevadero por el momento. Si olvidaba un poco el hecho de su embarazo, nuestra relación seguiría como habitualmente. Después de beberme un zumo recién exprimido que él también me había preparado, me levanté y me puse el uniforme del cuerpo de exploración. Mi acto bastó para que él también se levantara y me pidiera: - Pásame el mío.- Sus palabras sobraron para hacerme reaccionar y ponerme serio frente a él y decirle alto y claro: - No, tú no vas a venir.-
- ¿Por qué?
Fruncí el ceño.
- Creo que es evidente, ¿no? En tu estado no voy a dejarte correr peligro. Quiero seguir cumpliendo aniversarios contigo, no verte en una tumba cada uno de ellos. No me arriesgaré a que te mate un titán mientras seas tan vulnerable. Ahora somos uno, y mi deber es hacer por ti lo que tú no puedes durante tu embarazo.
Él sonrió y enseguida me di cuenta del porqué. ¿Me habia puesto protector? ¿Yo? Me irritaban las personas cursis, y yo lo acababa de ser. ¿Era instinto natural? ¿Quería proteger a mi pareja y a mi cría como cualquier animal? Mientras había soltado ese monólogo solo pensaba en su seguridad y su salud, cuando en cualquier otro momento solo no lo habría dejado ir sin más. Por lo menos, Marco había sonreído y le agradecía que lo hiciera despues de verlo en el estado del día anterior.
- Oi, Jean...
Me giré: - ¿Sí?-
-Vuelve esta noche...
Le sonreí.
- Sabes que ningún bicho descerebrado puede conmigo.
Acaricié sus pecas y lo besé, él me dedicó una sonrisa que me hico marchar con más energía que un titán...
                              ●●●
Tras un gran día donde ninguno de nosotros resultó herido más que aquellos monstruos desalmados, volvimos al interior de los muros a caballo. Al entrar a galope de mi corcel con el triunfo de haber ganado una pequeña batalla, había olvidado por completo los problemas de casa, tampoco recordé avisar a Marco de que había llegado. - Así se hace, muchachos, días como hoy hacen que estemos más cerca de acabar con esta guerra.- dijo Erwin en tono solemne. - ¡Sí! Hemos estado especialmente enérgicos. ¡Podríamos haberlo hecho con los ojos cerrados!- exclamó Eren saltando de su caballo.
- Pero sobretodo, ¿habéis visto a Jean? ¡Ha sido increíble! ¡Se las habría apañado solo!
- Estoy de acuerdo con Armin, ¿qué has almorzado Jean? No parecías si quiera cansarte.
- No le des tantos honores, Erwin, solo ha cumplido con su deber, como todos.- espetó Levi, rodando los ojos, mostrando celos por no ser él quien destacaba.
- Solo le doy los honores que se merece, como tú los has merecido otros días. Además, no digo que tú lo hayas hecho mal, canijo gruñón.- rió Erwin mientras Levi fruncía el ceño ante el mote.
- ¿Qué os parece si vamos a tomar algo al bar? Para celebrar nuestro exitóso día.- propuso Eren. A todos nos pareció una idea estupenda y en menos de diez minutos ya estabamos todos sentados alrededor de una mesa cuadrada con una cerveza en la mano. Mis amigos me habían hecho sentir genial, por lo cual decidí contarles mi situación. Ellos me dieron su apoyo, y dijeron que me comprendían. Gracias a ese ánimo excesivo, bebimos un par de cervezas de más, hasta que Armin y Levi fueron los únicos que no se habían emborrachado. Estabamos solos en el bar, hasta que cruzó la puerta un sufriente Marco de ojos llorosos que se encontraba con la escena en la que yo confesaba el poco ánimo que tenía en cuanto a su embarazo.
- Osea, que es esto lo que piensas, ¿no? No sé como pude ser tan inútil al creer que de verdad te importábamos. Eres...tan egoísta... Que yo sepa, un embarazo es cosa de dos. Y ni siquiera es solo el bebé, es que no te importo yo. Estaba asustado pensando por qué no volvías, y resulta que te encuentro aquí, borracho como una cuba y criticándome con tus amigos. Pues bien Jean, quédate con ellos, porque cuando ya no estemos juntos, los necesitarás.
-Marco, yo...- pero mi intento de arreglar ese asunto fue en vano. Él ya no estaba allí. Había desaparecido, pero la duda era si del bar o de mi vida. Me quedé mudo y fue cuando Erwin, en mi mismo estado, pero él bromeando, ya que no comprendía la situación, me dijo: - Déjalo, Jean, que se vaya si quiere. Olvídalo. Ahora nos tienes a nosotros. Pasa de él.- Yo no podía hablar, pero gracias a Dios, Levi lo hizo por mí: - ¿Acaso eres idiota, Erwin? ¿No ves que se aman y que todo esto ha pasado en parte por nuestra culpa?-
- Déjalo, Levi, gracias, pero no ha sido vuestra culpa, ha sido mía, toda mía...
Las lágrimas comenzaron a brotar de mis párpados. Tan pronto como había llegado,  se esfumó ante mis ojos el amor de mi vida...

~~~~~~~~~~~~~~
Hola a todos :3.
¿Qué tal? Cambié un poco el final de este capítulo ya que he tenido problemas para subir en la otra cuenta donde comencé a publicar la novela y decidí finalmente borrarla de aquella y reeditarla de nuevo en esta cuenta. Espero que disfrutéis leyendo la historia tanto como yo disfruto escribiendo. Un abrazo :).

Atte: NekoKise^^

Una vida a tu lado (JeanxMarco) ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora