En mi casa todo es muy espiritual; imágenes de Buda por doquier (pese a que no somos budistas), un par de jardines zen, paredes de tono suave... También tenemos un soporte con dos cuencos enormes que guardan dos velitas. En cada cuenco hay distintos tipos de piedras decorativas: en uno, hay unas piedras grandes y blancas; en otro, hay un montón de diminutas piedrecitas negras. Sé que yo tengo por costumbre formar metáforas de todo, y es que hoy me he quedado mirando los cuencos y he pensado: ¿soy la única que relaciona la disgregación de las piedras con la del Appartheid? Últimamente pienso mucho en ello. Desde que Mandela se fue el pasado cinco de diciembre, este tema ha ido captando mi atención. La muerte de Madiba me afectó mucho más de lo que yo jamás llegué a pensar que me afectaría la muerte de ningún personaje público. En cierto sentido, la muerte de este hombre me hizo pensar que los buenos se están esapando de este mundo cada vez más contaminado por la hipocresía y la corrupción, y que quedarán sólo lo poderosos, mentirosos y aprovechados, que mienten al pueblo creyendo que es de su propiedad, y que se creen con derecho a jugar con nuestro cuerpo y mente a su antojo, como si de los suyos se tratase. Y me indigno. Me indigno mucho. Ya no es sólo indignación, sino también rabia e impotencia. La impotencia causa rabia, la rabia, indignación, y el saber que seguirán jugando con nosotros sin que podamos hacer nada para impedirlo, miedo.
![](https://img.wattpad.com/cover/12721529-288-k538ae1.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Reflexiones.
Teen FictionSólo a raíz de empezar a planteármelo en serio, pude entender por qué la gente se hace lo que se hace.