¿Se traduce a una vida aburrida, recordar un suceso importante y reproducirlo en la cabeza cada vez que te das cuenta que respiras?
Le escribí algo a Rodrigo. Su patrón de belleza se repite en los chicos que me han gustado desde que me gusto él y se merece un texto por mas breve y absurdo que este sea.
La cuchara afilada del indigente:
Si algo te molesto, debiste gritar y reaccionar, te justificabas en el estímulo y la indignación en consecuencia. Pero solo te paraste en silencio y te fuiste. Te asaltaron porque era un lugar peligroso y le lloraste al primer taxista que te recogió.
No es tu culpa si lo confundiste en medio del sueño y que no supieras que hacer al tomar conciencia, no es tu culpa diferenciar que no quieres pese a que las condiciones biológicas normales te indicaban que entre tanta violencia algo en ti sintió gusto. No tengo que ser amable, asertiva, empática lo que sea cuanto mis costumbres intenten maquillarlo para verlo menos sucio. Él no era tu amigo desde antes, de haberlo sido hubiese entendido tu incomodidad. No hubieras tenido de huir sin hacer ruido.