Fotocopiadora

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He regresado al día ultimo de las teorías de Tc. Mis mentiras son fáciles e innecesarias. No tengo intensiones de madures. Tu me has visto porque levantaste la cara, yo te vi porque ordene los ruidos que sueles hacer (los he memorizado)  y los compare con los que habían en ese  momento, eras tu.

Es fácil tener como estribillo al equivocado y asumir que podría ser el que esperas cuando aprendes a leer cuentos y a anhelar lo ajeno. Uno a mi mediada, un patán, con sentido común y la doncella muy lejana a ser respetada. Pero pierde cuidado nena, ya sabes como salir de estas, tienes la experiencia de las que nunca terminan las cosas y salen corriendo eliminando la amistad en las redes sociales y dejando de contestar el teléfono. Lo único diferente ahora es que no sonó el teléfono desde que lo marcaste por ultima vez y no necesito eliminar nada porque ha desaparecido. 

La mierda es tener que ser normal cuando su materia ocupe volúmenes muy cerca a mi perímetro, porque decidí ser "discreta".

Salir con alguien diferente y descubrir que lo único que tiene por diferente es su reconocida resistencia a mi, es tan adulador como mirar la simetría de mi dorso hace siete años, cuando la giba aun no llegaba a mi alma. Me siento un cliché con piernas, brazos y vagina, al escribir esta mierda. Pero que ningún chico me tome en serio por el historial que a pulso y con mucha paciencia me he creado es preciso lo que soy ahora, y apuntarlo me sale bien cuando tecleo... esta vez no hay un caso de parasitosis para destripar al despistado sin interés, ni un poemario hecho en enero tomando helados de café para aliviar las horas mas largas en las guardias del verano 2016.  Hace algunos meses decirme ordinaria y sentirme diferente por hacerlo era la forma que dar vueltas en un solo lugar antes de defecar lo que había encontrado

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