Tenía un sueño increíble, sin embargo tuve las fuerzas suficientes para alargar el brazo y coger el teléfono.
- Jo, tía, por fin lo coges- escuché la voz de Karen.
- Sí, sí, ¿vamos a ir a la piscina verdad?
- Sí, claro, a las 11- respondió- a lo mejor viene Javi...- dijo con voz de tontuela.
- No seas tonta, no creo que venga...- respondí con simpleza.
- Ves, a eso me refiero, eres muy pesimista- me reprochó.
Rodé los ojos, siempre me decía eso, que debía pensar en positivo, pero, yo siempre había sido así, pesimista y sarcástica, era algo natural.
- Lo que tú digas..., ¿estás segura de qué vendrá?
- Claro que sí, le gustas mucho..., ojalá se me presentase una oportunidad así...- dijo canturreando.
- Le gusto...- susurré- le gusto- dije por segunda vez pero en voz más alta.
- ¿A ti te gusta él?
- Creo que sí, me miraba de una forma especial, ¿sabes? Nunca me había sentido así..., fue mágico.
- Estás coladita hasta los huesos.
Me sonrojé, porque sabía que era verdad. No entiendo como un chico al que no conocía de nada, me impactó tanto, el amor siempre lo encuentras en la persona más inesperada, aunque quizás tampoco sea tan inesperada, al igual que todas las chicas yo también tengo sueños.
- Bueno, te tengo que dejar, nos vemos a las once ¿ok?
- Ok.
Miré mi reloj, eran las ocho,demasiado pronto a mi gusto. Decidí dar una vuelta por el pueblo pero antes de salir de casa dejé una nota en la nevera para que mi madre no se alarmara por mi ausencia.
Al salir sentí una corriente de aire juguetona que me despeinó, sin embargo me daba igual, bajé la rampa que iba desde mi casa hasta el centro del pueblo, donde había unos cuantos niños muy madrugadores, que jugaban a fútbol.
"¡Qué delito!" pensé, " levantarse a las ocho de la mañana". No sé muy bien el porqué, pero me quedé ahí quieta como una estatua, y entonces lo vi, acababa de salir de la tienda del señor Ruiz, me acerqué poco a poco y dije:
- Hola Javi- se giró y me miró un poco nervioso.
- Hola Saida- dijo mientras se sonrojaba, yo también me sonrojé.
- Bueno, no quiero molestar más...
- No, no, si no me molestas, de echo me alegro de verte- una tímida sonrisa brotó de mis labios.
- ¿Tienes algo que hacer esta mañana?- pregunté como si fuese lo más interesante del mundo.
- No, ¿por?- contestó él.
- Karen y yo pensábamos en ir a la piscina a las once, ¿quieres venir?
- Claro.
- Pues eso, nos vemos a las once- dije con nervios.
- No te vayas, o si no déjame acompañarte a casa- sonreí como una boba y decidí quedarme un poco más.
- ¿De dónde eres?- pregunté mirándome los pies.
- De Valencia- sentí como me miraba.
Levanté mi mirada y encontré sus ojos, unos ojos que hipnotizaban.
- Valencia..., está un poco lejos...
- Tampoco, no es para tanto el viaje.
- Son tres horas de viaje- él sonrió con suficiencia- ¿por qué has venido aquí? Este pueblo es pequeño, no hay nada en sí que llame la atención.
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Romance de Verano
RomanceUn romance de verano entre dos adolescentes, ¿qué podría pasar?