Vida y futuro (Diciendo adiós)

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"Podemos saber poco del futuro, pero lo suficiente para darnos cuenta de que hay mucho que hacer." - Alan Turing (1912-1954) Lógico y matemático británico.


El pequeño bar se encontraba a nuestra total disposición. Fue asombroso descubrir que uno de los estudiantes más nerds de mi preparatoria es ahora dueño de un bar. La vida da sorpresas y hoy, en una de las noches más frías del año, yo estaba totalmente conmovido.

Viejos amigos, nuevos amigos, familia de sangre y por elección. De alguna extraña manera todos se han organizado para celebrar mi cumpleaños. Sonrío más que otros días, la felicidad sube por mi garganta emanando lenta pero constante de mi corazón.

- ¿Contento? – pregunta Alex mientras me pasa otra botella de cerveza. Sonrío irónico. Esta loca amiga mía ha sido la responsable de sacarme de mi cama y obligarme a venir.

- Si me hubieras dicho... - reclamo con fingido reproche.

- No sería una fiesta sorpresa – a completa mi amiga, antes de darme un beso en la mejilla y regresar junto a su novio.

Es verdad.

Nunca he podido cuestionarla por completo pero tampoco hace falta un debate para saber que estoy pasándola sensacional. Miro a mi alrededor y mi pecho se llena de todas las emociones cercanas.

Rostros que hacía tiempo no veía, rostros que han cambiado, rostros que crecieron conmigo en algún momento de la vida.

En toda la noche no he dejado de platicar. Tratando de absorber la mayor cantidad de vivencias tanto buenas como malas. Mis amigos siempre han sido generosos y contestan a cada una de mis preguntas. Yo les respondo con la misma generosidad cuando me cuestionan a mí.

Los chistes y bromas no faltan, el vino y el tequila hacen aparición y sin embargo parecía que el tiempo se ha detenido. En este pequeño bar del centro, con el lugar completamente reservado, tengo la sensación de que nos hemos aislado del mundo para sonreír, para recordar, para vivir. Dejando a un lado cualquier problema y tomarnos un respiro.

Y justo cuando creo que la noche está completa, apareces.

Tan feliz, tan elegante, tan tú.

- Hey – dices con simpleza. Han sido 2 años desde la última vez que nos encontramos y te veo tan joven como en ese entonces. Un abrazo y un par de cervezas son todo lo que necesitamos para salir a la pequeña terraza del bar.

El cielo oscuro, sin una sola nube nos espera. Las calles iluminadas, muestran a la ciudad que frenética nos absorbe y sin embargo parece confidente de nuestra reunión.

Los temas de conversación surgen con tanta fluidez como antaño. Tu risa conserva ese tono vigorizante que tanto ame en algún momento. Tus movimientos finos no han perdido su encanto y el tiempo te ha concedido una madurez que no conocí cuando fuimos novios. ¿Algo habrá dejado en mí el paso del tiempo? ¿Madurez? ¿Confianza?

Probablemente sí.

No sé en qué tipo de persona me he convertido, si soy mejor o peor que antes pero confío en que no soy la más vil de las personas y nunca lo seré.

- ¿Qué piensas? – cuestionas en cuanto notas mi silencio. Tu sonrisa gentil adornando tu rostro y las mejillas algo sonrojadas por el frio.

- Que me siento feliz de verte de nuevo – contesto con la simpleza que poseo – quería verte antes de irme y poder platicar – encojo los hombros – no me mires así, pensaba llamarte.

- Eres un ...

- Iré a Bologna Business School. – te interrumpo tratando de convertir tu molestia en alegría.

- ¡Bastardo! – gritas, te emocionas, me abrazas y transmites toda tu felicidad por mí.

- ¿Italia? ¿Enserio? – te alejas para pedir detalles.

- Lo sé Bolonia no se escucha tan glamorosa como Roma pero creo que es un buen lugar.

- Tienes que estar bromeando, es fantástico. Tu sueño, tu ... - sigues crédulo, lo entiendo.

- Hace mucho que no pensaba en eso – bebo el último trago de mi cerveza– pero hace 2 años pensé que quería avanzar, buscar nuevas cosas, conocer otra vez el mundo. Me acorde de Bologna cuando platicaba con Alex sobre ropa de diseñador.

- Eres un cabrón – chillas, te emocionas. Te sientes tan feliz por mí que me sonrojo. - ¿Cuándo te vas? – preguntas un tanto más calmado.

- El primer periodo inicia en diciembre.

- ¿Diciembre? – tu alegría se transforma y el enojo que pensé evitar regresa.

- Diciembre inicia en 2 semanas. . tu indignación se acentúa en tu forma de actuar, en tus manos en la cadera.

- Alex me ayudo a buscar un departamento, es sorprendente lo fácil que se puede contactar a otras personas en otros países.

- Pedazo de ...

- Lo siento – alzo las manos en son de paz – estos 2 meses han sido caóticos, entre los tramites internacionales y dejar la oficina no he tenido mucho tiempo libre.

- Me la debes – enfurruñado me miras tratando de ser intimidante. La risa nace de mí y las carcajadas fluyen con libertad. En algún momento, te unes a mi euforia.

- Te lo mereces – dices cuando el eco de las carcajadas mueren, cuando el silencio te permite analizarme. Tu mirada fija en mí me dice tantas cosas que un nudo se forma en mi garganta – Te lo mereces – repites observándome con orgullo, con amor con un destello de una melancolía que recién nace.

- Gracias – es todo lo que puedo contestar ante tus apabullantes emociones.

- ¿Maestría en ... - preguntas al darte cuenta que no sabes muchos detalles sobre esto.

- En organización y gestión de recursos humanos

- Wuah – exclamas entre burlón y sorprendido.

- Calla – desvío la mirada hacia las calles, no queda mucho que decir y ambos lo sabemos. Pero los silencios como siempre son cómodos a tu lado, dicen tanto como nuestras conversaciones e incluso nos ayudan más.

Miramos el interior del bar. Alex me hace señas con la mano, tambaleándose un poco. Son sus gestos ebrios los que nos indican el final de la conversación.

- Hasta luego – dices mientras extiendes tu mano.

- Hasta luego – sello nuestra despedida.

La vida avanza y con ella nosotros. No estoy seguro de volver a verte pero sé que te recordare toda mi vida; porque marcaste tanto mi existencia como yo la tuya y solo por eso llevaré una parte de ti a donde vaya.

MomentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora