El fantasma de Anita ya no se sentía a gusto en su casa, pues se la habían arrebatado los intrusos; intrusos aquí, intrusos allá ¡Dios mío! ¡Su propia casa! ¡Esa casa en la cual vivió más y mucho más que años! Así es, pues para ella, ya no existía el tiempo, simplemente era... Anita, igual que como la recuerdo, sonriente, brillante, con una calidez y una astucia admirables.
Los intrusos eran gente un tanto ruidosa e hiperactiva, acostumbrados a la vida de las grandes ciudades, llevaban un ritmo un tanto alocado, cosa que molestaba un poco a Anita...
Portazos aquí, pisadas allá, corridas por las escaleras en las mañanas y toda clase de cosas similares; aunque sin duda la peor de todas eran las reuniones familiares... gente, gente y más gente... Anita no hacía otra cosa que azotar su cabeza contra las paredes.
Solía ser una chica tímida, muy reservada, diría yo que con una fobia social extrema, tenía 14 años cuando todo pasó, sí, lo estoy recordando poco a poco... en fin, de ahí su fobia hacia la gente; más intrusos, más malestar.
El tiempo, ojalá supiera ella que era el tiempo, pero su estado onírico no se lo permitía. Tenía 14 años cuando pasó todo... quien hubiera pensado que jugar en un estanque hubiera sido tan peligroso, sí, el estanque del fondo... nadie escuchó sus débiles gemidos aquella mañana, y cuando su madre llegó al lugar ya no había remedio... Anita estaba muerta... muerta en sus brazos.
-¿Qué es la muerte sin embargo?- se preguntaba ella todas las noches.
"¿Es algo efímero quizás?" "¿Algo real?" La muerte, aquel misterio inexplicable que lograba acariciar a cada minuto de su existencia... La muerte, aquellas sombras que intentan tragarla aún más constantemente. Yo la recuerdo cuando en ella no había muerte, yo la recuerdo cuando ella era toda luz. Ahora las sombras la toman, y ella es sombra.
Anita nunca había pensado en la venganza, sin embargo la "dueña de casa", la nueva intrusa, le recordaba mucho a su madre; esa madre incomprensiva, distante, resignada de la vida y de la hija que le había tocado, esa madre burlona por momentos, esa madre que no la salvó de la muerte y que de haber tenido la oportunidad se habría quedado parada como una estatua idiota mirando como su hija se iba... esa madre, como odiaba Anita a esa madre.
Primero empezaron las pisadas en el piso superior; luego fueron los portazos bruscos en la mitad de la noche. Emily no le dio importancia al principio, y hacia caso omiso de sus hijos, los cuales vivían el día a día quejándose de los extraños sucesos.
-La casa es vieja.- repitió Emily entornando los ojos.
-Pero...-
-¡Pero nada! ¡A sus cuartos ahora mismo!- dijo con furia. Y así, la misma escena todos los días; de verdad que esa señora se parecía mucho a la madre de Anita...
-¿Tu qué crees que sea?- pregunto Anthony.
-No lo sé- dijo Frank –¡Quizá un fantasma!- exclamó alargando las palabras para asustar a su hermano menor.
-No...- tembló Anthony, pues el chico le tenía terror a los fantasmas.
De repente un ruido eléctrico venia rápidamente por detrás de sus espaldas, cuando ambos se dieron la vuelta se dieron cuenta de que el picaporte se estaba moviendo frenéticamente.
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El Estanque Del Fondo
TerrorSi la convivencia con extraños no es fácil... ¿Qué harías?...