Arrastro la bandeja de la comida en lateral y espero a que las cocineras me echen la mierda que tenemos por comida, en seguida hago unos cálculos pero por desgracia hoy no le toca a Sandy servir.
Una cocinera, la cual no merece ni que me aprenda su nombre, arroja sobre el hueco metálico una masa marrón similar al cemento mientras conserva su cara de querer que mi vida termine en unos segundos.
Sandy, por el contrario, nos trata bien, siempre sonríe e intenta comprendernos, le gusta mucho cocinar y a veces nos trae comida a escondidas. Es la única que se acerca a S, aunque nunca nos quiere hablar sobre ella.
Pasa casi todas las tardes hablando y entreteniéndola. No parece asustarla como a los demás.En cuanto puse un pie en este manicomio, lo primero que me advirtieron fue que nunca intentara escaparme de la celda cuando cayera la noche y que me mantuviera alejada de S.
-Ni una pregunta sobre ella- dijo el castaño que estaba próximo a la puerta principal sin rastro de bromeo en la voz, -cuanto menos sepas sobre ella, mejor.
Una vez al mes vienen unos tipos a verificar que S no se ha escapado y el estado en el que se encuentra. Mientras hacen sus pruebas cada uno vuelve a su celda, pero hablo con Damien a través de la dura pared, y no me resulta tan interminable ese período de tiempo.
Me siento al lado de Belle y saludo con un asentimiento de cabeza a Iri y a Dante, mientras se besan de una forma algo descarada. Juraría que llevan saliendo unos meses, el tiempo aquí pasa de otra forma.
Carraspeo para despegarlos un segundo.
- Chicos, ¿os sobran galletas?- hago una mueca señalando con la cabeza mi bandeja.
Dante asiente y me tiende las suyas, mientras que Iri me mira con su mirada perdida y se encoge de hombros. No sabe de que hablo. Nunca lo sabe.Todos piensan que salen únicamente porque Dante se lo pidió. Y la razón por la que él lo hizo es porque Iri le había rogado tantas veces que la matara que el corazón de nuestro pequeño asesino se ablandó y decidió darle motivos para vivir. Isabelle produce unos sonidos de arcadas y me giro en su dirección para comprobar que han vuelto a juntar sus bocas en un duelo de babas extraño.
Belle termina con su muffin de chocolate, deja un beso en la punta superior de mi cabeza y se aleja de la mesa.
Decido acompañarla suponiendo que va a revisar cómo se encuentra Damien, que no haya sido el primero en bajar a comer, es un indicio de que algo le ocurre.- ¿También estás preocupada por Damien?- pregunto
Asiente de una forma poco convincente así que frunzo el ceño pensativa.
- No es nada, solo estoy cansada. Iré a mi habitación. - sonríe y se ausenta.
- Adios- susurro perpleja, aunque ella ya no está.
Toco suavemente en la puerta de Damien.
- Hey, soy yo.
Noto su presencia, pero él no da señales de que vaya a abrir la puerta.
- Está bien- me quejo rodando los ojos. - Traigo galletas.
Espero sus tres segundos de reflexión y añade.
- ¿Y zumo de piña?
Chasqueo la lengua molesta y me doy la vuelta para irme.
- Vale, vale. - dice riendo mientras abre la puerta bruscamente.
Entro a su habitación, me siento en el suelo y le paso el plato de galletas dividiéndolo en dos partes. La de mi lado es algo más grande.
Él arquea una ceja.
- ¿Qué? Había puré de cemento y Brook aún no ha comido.
Levanta las manos como señal de rendición y mete una galleta a su boca.
- ¿Has redecorado tu habitación? -bromeo
Lleva así desde que llegué, hará un año. Dos pósters de grupos de rock que no conozco, y deseo que siga siendo así; el rap es bastante mejor, son lo único de su propiedad.
Las paredes desnudas son de color blanco y tan solo rellenan el cuadro una mesa vacía con una silla llena de ropa sucia y su cama deshecha.
Ríe ante mi comentario y empiezo a notar que prefiere que me marche.
- Me piro ya.- informo
Sé que no le gusta pasar mucho tiempo con nadie, por si vuelve su personalidad peligrosa y nos daña.
Sonríe disculpándose con la mirada y revuelve su pelo moreno.
Subo las escaleras blancas de cristal hacia mi celda trotando al acordarme de Brooklyn.
- Mierda, debe tener hambre.
Acelero el paso hacia la puerta en la que luce una placa con mi nombre, sin embargo, abro suavemente para no molestar a Brook.
- Hola- susurro
El sonríe con un rastro sombrío.
- ¿Por qué tardabas tanto?
- Tuve un problema con un cuidador- trago saliva, sabiendo que no va a creérselo.
- Arizona- alarga mi nombre de una forma muy desagradable y se acerca a mí.- Lo hago sólo por tu bien.
- Es eso, de verdad. - me quejo
Unos sonidos frustrantes empiezan a llenar mi cabeza y las punzadas que siento hormigueando por todo mi cerebro comienzan a ser insoportables.
- Si gritas vendrán y no queremos eso, ¿verdad?
Aprieto con fuerza mi mandíbula pero niego.
- ¿Perdona? -finje no haberme entendido
-No. -susurro con odio.
_____________¿QUE PASA UNICORNIOS?
Las vacaciones le sientan bien a cualquiera, pero empieza a quedar poco tiempo y se me acumulan las cosas que hacer.
Santa fresita dame tiempo y ganas de estudiar historia. Espero que vosotros estéis bien.Besos de vuestro pequeño arcoiris.
ESTÁS LEYENDO
Síntomas Psicóticos
Mystery / ThrillerFijó la mirada en la rugosa pared que limitaba la habitación en la que estaba metida, muchos habrían pensado que la razón por la que ella estaba abrumada era el tamaño de ésta. Pero no era ese. Sabía que algún día saldría del hospital psiq...