-Genial -se dijo April mirándose al espejo, es rubia, con ojos expresivos color un poco más claro que la avellana, de piel blanca y acuerpada para su estatura. Hermosa para cualquiera, menos para ella. -Perfectamente horrible.
- ¡Eyyy ¡¿ya estás lista? -Ethan entró sin avisar como siempre. Es alto, rubio y blanco, sus ojos más claros que los de su hermana, los suyos son más grises que avellana. Atractivo para todas menos para su hermana. -Se nos hace tarde.
- ¡Si! Ya salgo y la próxima vez que entres sin avisar te arranco los dedos y hago que los cocinen para ti. -Ya estaba un poco furiosa, siempre lo estaba con Ethan, más cuando no golpeaba la puerta antes de entrar.
- Se oye delicioso por favor no olvides ponerle salsa tártara es mi favorita, gracias. -La picardía de su sonrisa hacia que se viera más cómodo que amenazado.
- ¿Feliz ya está en el auto? - Preguntó April aún frente al espejo acomodándose los dorados cabellos e ignorando el comentario de Ethan.
- seeeep, de hecho, está desde muy temprano parece que no quiere quedarse en casa. Te espero afuera. -Salió del cuarto haciendo lo que más odia April. Dejó la puerta abierta.
<idiota, si la muerte no diera cárcel ya lo hubiera asesinado>
Todos estaban en el auto cuando April salió de casa, llevaba un vestido rojo vivo, unos zapatos sencillos de un color rosa claro, más blanco que rosa, sus cabellos dorados caían sobre su pecho en pequeñas ondulaciones, sutiles, elegantes y brillantes. Aquel día April estaba reluciente mostrando su lado más atrevido, el vestido dejaba una parte de su espalda a la vista, sus brazos blancos también se dejaban ver. <parezco una patata en salsa de tomate>.
- Oye pero que lindo te queda el vestido- afirmó Hayden, su madrastra.
- Gracias. -April sonrió -No pensé que pudiera quedarme tan de la talla, tienes buen ojo -Guiñó un ojo y se dispuso a abrir la puerta del auto. Se sentó junto a Chad.
- Con que aquí está el pequeño, ¿Cómo estas Peque? -Preguntó April pasando un brazo sobre el cuello de su hermanito.
-Bien -respondió Chad, como siempre no agregó más palabras.
- ¡Perfecto! Que bien te ves -reconoció su hermana, con un tono de voz un poco suave, intimidante para un chico de trece años. -Debes tener cuidado con las chicas, podrían raptarte.
Peque sonrió y el auto emprendió la marcha.
En el auto se encontraba la familia Lee, Al volante estaba Jacob Lee, en la silla del "copiloto" estaba su hijo Ethan. Atrás iba Chad, April y Hayden. Detrás de ellos en la bandeja trasera del auto se encontraba Feliz, un perro de raza Alaskan Malamute.
-Girando a la izquierda -Informó Alfa, el auto de la familia Lee, un modelo dos mil quinientos, un auto familiar que funciona a base de aire y electricidad y el único que siempre hace ruido cuando el resto duerme, solo sabía decir "girando, avanzando, disminuyendo velocidad" y esas cosas que saben decir los autos en el dos mil quinientos treinta y tres.
El auto a pesar de qué tiene conductor automático siempre lo conduce Jacob, un hombre responsable que siempre ha conducido con precaución, siempre ha respetado las señales que muestran los paneles de la cuidad. Tiene una familia en sus manos, tiene que ser cuidadoso y todos menos él, estaban dormidos.
-Aumentando velocidad. -Informó Alfa.
Feliz estaba dormido, eso se sabe porque siempre que lo hace su garganta emite un sonido que retumba, como si tuviera un dinosaurio rugiendo en sus pulmones, hasta que...
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Chernobyl II
RandomBasada en hechos nada reales, esta es una historia que se hace fantástica por sí sola, haciendo del lector un adicto a las páginas y a las letras que en estas hojas se marcan. Aquí se vive un mundo donde se encuentra todo: romance, drama, lujuria, f...