Caminaba arrastrando los pies, con un corazón roto y tratando de no llorar. Vió algo desagradable, la rubia y el pelirrojo se besaban en frente de ella; Se burlaban.—No creo que sepa besar bien, cariño—se escucho una voz detrás de ella, era aquella extraña albina.
Mangle sonrió ante el comentarlo de la de luceros violeta.
—Si, yo tampoco creo que sepa—.
La albina sonrió y se acerco a la oreja de Mangle.
—Pero, yo si se besar bien, ¿quieres probar? —.
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Dedicado a sonlastresAMcallate