×Capitulo 4×

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Aquel rubio de clips me daba mala espina y sobretodo porque pensaba que yo era un pervertido, yo no soy así en absoluto.

Len— E-eh, Rin, ¿te gustaría ir por una soda?— Ví como los ojos celestes de la rubia me miraban fijamente, me hacían sentir nervioso.

Rin— No confío en ti.— Desvió la mirada, aún no se fiaba del rubio y menos cuando recientemente se conocían.— como sea, ve tu solo.— Volvió a mirarle y se marchó junto al rubio de clips.

Len—. . .— Estaba a punto de perder a la primera persona que había logrado captar mi atención, ahora sabía lo que se sentía ser rechazado.— . . .No te vayas por favor.— La tome del brazo con fragilidad, no quería dañarla.

Rin— ¿Huh?— Era la primera vez que alguien hacia eso, pero se preguntaba el porque.— ¿Mhm? ¿Que quieres?— Le mire seria, no iba a demostrarle ninguna reacción y menos cuando era un total desconocido.

Len— Lamento haber sido tan repentino, pero. . .Quiero que seamos amigos.— Sonrió levemente, iba a darle toda su confianza a la rubia.

Rin— Ya veo, que extraño, pero ahora no, estoy cansada.— Soltó un pequeño bostezo.

Len— Eh, dame tu número.— Continuaba sonriendo.

Rin— Bien.— La contraria llevo una de sus manos al bolsillo de sus shorts y luego saco un papel el cual le entregaría al rubio.— Aquí esta mi número, no te aproveches.— Se soltó de la mano del rubio.

Len— O-okey.— Pudo ver como su amada se iba junto al rubio de clips, aún no sabía que era de ella aquel rubio de clips.

Papa— Veo que conseguiste una amiga, después de todo no estuvo tan mal venir a la playa, ¿a que si?— Él mayor soltó una risita.

Len— ¡A-agh! ¡C-calla!.— Sus mejillas se habían ruborizado.— ¿C-cuando nos vamos a casa?

Papa— Ahora mismo.— Tomo las llaves del auto.— yo tendré que manejar, Meiko esta borracha.

Meiko— c-calla anciano de pacotilla.— Comenzó a vomitar.

Len— ¡Iugh!.— Le daba tanto asco que procedió a entrar al auto y sentarse en los asientos de atrás.— Maldita borracha.

Meiko— V-vámonos​. . .— Entro al auto y se sentó en el asiento el cual estaba alado del asiento del conductor.

Papa— Deberías de dejar el sake un poco, hija.— Entro al auto y se sentó en el asiento del conductor.— Bien, nos vamos a casa.— Procedió a conducir rumbo a casa.

Len—. . .— Prendió su móvil y entro a Whatsapp, iba a agregar a la rubia.— ¡Si! ¡Soy un campeón!— agrego el número de la rubia a sus contactos de Whatsapp.

Meiko— Cállate, tan solo eres un enano sin oficio.— Comenzó a dormirse poco a poco.

Len— Maldita anciana.— Susurro.

Papa— . . .— Pocos ratos después una grúa se acercaba al auto del mayor haciendo que chocaran.

                   ~ En el hospital ~

Len—. . .— Se encontraba despertando poco a poco, tenía unas cuantas heridas en el cuello y rostro, apenas podía moverse.— ¿H-huh? ¿D-donde estoy?— Miro a su alrededor y vió a un enfermero acercándose a él.

Luki— Que bueno que hayas despertado, por poco casi mueres.— Le miro algo serio.

Len— . . .— Un segundo después recordó que había tenido un accidente de auto.— Oh...¿y mi a-abuelo?

Luki— No sabemos que paso con él, pero podemos asegurarle que su tía se encuentra bien.

Len— Y-ya veo, pero. . .Necesito ver a mi abuelo.— Llevo sus manos a la camilla para sostenerse y así poder quedarse sentado.

Meiko—. . .— Entro a la sala en donde se encontraba su sobrino y lo abrazo fuertemente.— ¿¡Estas bien!?.— Se notaba preocupada.

Len— ¡A-auch!, s-si, tía.

Meiko— Me alegro tanto.— Solto unas cuantas lágrimas.

Len— Quiero ver al abuelo.

Meiko—. . .— De repente se quedo callada.— Len. . .Lo siento. . .

Len— ¿¡Que sucedió con él abuelo!?— Comenzó a llorar.

Meiko— Él. . .Murió. . .— Intento no llorar para mantener la postura.

Len— ¡No es cierto!— empujo a la mayor y llevo sus manos a su rostro para continuar llorando.

Meiko— Len, en verdad lo lamento, ¿crees que yo quería eso?. . .— Lo miro seriamente.

Len— ¡N-no debiste dejar que muera!.— Se hizo un nudo en su garganta de tanto llorar.

Meiko— Lo se, debí ser responsable, si tan solo no me hubiera puesto borracha.— Continuaba mirándolo seriamente.

Len— A-ahora estoy solo.— Continuaba llorando hasta notar que la castaña lo abrazo nuevamente.

Meiko— Entonces yo me haré cargo de ti.

Len— N-no lo hagas, ¡eres una irresponsable!— La aparto y dejo de llorar.— T-tú dejaste que él muriera, sabiendo que yo estaba solo.

Meiko— Lo se, pero. . .Debiste detenerlo.

Len— ¡Tú debiste hacerlo! ¡Ahora él se encuentra en un ataúd siendo devorado por malditas lombrices!— Se levanto de la camilla y salio de la sala.

Meiko— ¡Ven aquí Len!— Salió de la sala igualmente.

Len— ¿O si no que? ¿Dejarás que muera como lo hiciste con mi abuelo?— Se podía notar que lágrimas caían al suelo.— Tan solo déjame, ¿si?— Salió del hospital.

Meiko— Len. . .— Lo siguió nuevamente.— ¡¿A donde irás?!

Len— A donde sea. . .¡Y no me sigas!, Solamente necesito que me entregues dinero para volver a Japón.— Suspiro.

Meiko— ¡No puedes irte! ¡Es peligroso que vuelvas a Japón y mas teniendo tan solo 15 años!

Len— Ese ya no es tu problema, todo fue tu culpa.— Mientras él rubio discutía con la castaña, se pudo notar que la rubia con la cual se había encontrado en la playa, lo estaba llamando.— ¿Eh? ¿Y este número?

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