Hubo una vez un chico que no tenía amigos... Se sentía solo...
Pero un verano hizo un amigo... Se parecían: la misma edad, el mismo corte de pelo, las mismas ganas de soñar... Aquellos dos niños se hicieron amigos enseguida... Se sintieron como hermanos que la casualidad había unido... Y cada día de aquel largo verano quedaban en una piscina de agua cristalina y allí se pasaban el día alejados de los padres...
Hasta que un día se contaron el gran secreto... ¿Sabes aquel gran secreto que todos poseemos pero que ocultamos?
Los dos querían volar, que les salieran alas para marcharse de allí, de aquella vida... Así que decidieron desearlo con fuerza y cada día, antes de meterse en la piscina, se quitaban la camiseta y miraban el reflejo de sus espaldas en busca de alas... Cada uno miraba la espalda del otro, deseando que le hubiesen crecido...
Pero no había suerte, no había alas.
Aunque aquello no conseguía desilusionarlos, sabían que tarde o temprano las alas aparecerían.
Así que cada día hacían lo mismo: levantarse a las ocho, ir a la piscina, quitarse la camiseta y mirar sus espaldas reflejadas en esa agua transparente... Todo A veces, pienso en la cantidad de humanos que tienen esto en común con los caballos... Humanos de piel dura, que necesitan fuertes caricias... El verano lo pasaron igual. Una rutina preciosa que les hacía sentir especiales...
Y el último día de aquel verano fue a buscar a su amigo a su casa... Su casa tenía las persianas bajadas... Llamó al timbre y nadie abrió, hasta que vio llegar a su madre de la calle y le dijo que su amigo había sufrido un ataque al corazón y había muerto...
No se lo podía creer. Empezó a llorar delante de su madre y no paró en todo el día... Su abuelo, le vio y le preguntó que le pasaba. Se lo explico todo y le dijo que no tenía que llorar, que su amigo había conseguido su sueño. Por fin tenía sus alas, sus alas para volar...
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Lo Que Refleja El Agua De Los Lagos
Mistério / Suspense¿Nunca has deseado tener alas para poder volar?