Capítulo II

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《Margarett Brown era una joven proveniente de una familia acomodada de Liverpool. Su procedencia encontró la fama al comprar un buque llamada Camtasia, con el que traería cargamentos de tabaco desde el Caribe y America.
Tras muchos gastos, permisos y esfuerzos, su familia le ingresó 1888 a la universidad de London...》escribía Margarett en su agenda de anotaciones, en la que anotaba cada minucioso detalle de su vida, como si de una autobiografía se tratara, y casualmente, lo era. Esta joven, de rojos cabellos, y unos hermosos ojos azules, se sentía importante, al ser una pionera en la educación femenina. Seguía derecho y judicatura, una materia de esfuerzo.
Ensimismada como se encontraba, era observada curiosamente. Unos ojos deseosos, que paresían no tener parpado, le veían sin parar, y de manera vehemente.

-Dígame, Señor Robinson, ¿Hay algún incomveniente?- dijo el maestro Faustino Venetti, famoso licenciado y catedrático de la universidad de London, hombre de origen florentino.

-Por supuesto que no, mi estimado maestro, solo hay incomvenientes si entre sus abstractos, nace esa idea imperativa, ¿No cree usted?- contestó Robinson, en tono educado, como si de la reina se tratara.

-Así lo creo, manténgase atento Robinson, no repetiré esta advertencia- advirtió Venetti.

-Eres un tonto Jack- susurró Karl Perkins, amigo suyo -Te vez como si hubieras encontrado el tesoro real-

-Siento que ya escuché esa frase, amigo, y para responder a tus dudas, sí, vaya que encontré un tesoro- respondió Jack.

El reloj de Venetti marcaba las 10:00 AM, y la clase concluía. Jack, se acercaba lentamente hacia Margarett, y de un salto enérgico, como si de un duende se tratara, se puso frente a ella.

-Señorita- exclamó Jack inclinándose y besando su mano de porcelana y algodón -no solemos tener señoritas por aquí. Usted es muy bella, ¿Sabe? Una rosa, en un desierto-

-Usted, señor, no me parece la mejor compañía, ni la mejor influencia, así que le pido, se aparte de mi camino en el menor tiempo posible- respondió Margarett en tono tímido pero firme.

-Señorita, dígame, si no yo, ¿Cuántos le han estrechado la mano hasta este momento?- preguntó Jack credulamente

-A ser sincera, ninguno, ¿Por qué lo pregunta?- dijo Margarett dudosa, reflejando en su cara una muestra de curiosidad.

-Porque deseaba invitarle un pastel, en la pastelería que queda en frente, ¿Lo considera posible?-  continuó Jack con una sonrisa tan grande como sus deseos de salir.

-Supongo, pero ha de tener que hablar con mi padre- correspondió Margarett, iéndose mientras llevaba consigo una sonrisa de Jack.
Seguidamente Jack fue a por su maletín, su sombrero y su paraguas, y se dirgió hacia su hogar.
La familia Robinson era una familia acomodada, de origen burgúes. Sus círculos siempre eran varios, y se podía encontrar desde panaderos hasta nobles y duques. Jack Robinson no era la excepción del linaje. Era un joven listo, ingenioso y especialmente rápido para convencer a las personas, por lo que siempre cumplía sus metas.
Pero su historia era algo diferente a la de Margarett...

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2017 ⏰

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El Asesino del CabaretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora