Sipnosis

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Creencia sustentada.

“Desafortunadamente, mi tesoro es algo que puedes ver... Pero a la vez no puedes verlo. Así que no puedo mostrártelo. Es la amistad.”

“Le pedí un deseo al rompecabezas... ¡Quería amigos de verdad...! Amigos que nunca me traicionen. Sin importar qué pase. ¡...Y amigos de verdad, a quienes nunca traicione, sin importar qué...!”

Aibou el papel maché.

Atem el más longevo.

Desconocen el paranormal enigma del escondrijo pasadizo secreto del tabique. Eso, teniendo en cuenta lo cuantioso que es el cúmulo de cámaras en el laberinto vacilante y los obstáculos de trampas rastreras para espantar a los intrusos al acecho que causan estragos de tal inadmisible insolencia.

“No he cometido iniquidad respecto de los hombres; no he matado a ninguno de mis parientes; no he mentido en lugar de decir la verdad; no tengo conciencia de ninguna traición; no he hecho mal alguno; a nadie he causado sufrimiento; no he sustraído las ofrendas a los dioses...”

Y es por ello que diseñaron la balanza de la mitología egipcia. Este tipo de instrumento primitivo en el cual por medio de medición consistía de una columna con una cuerda colgada por su centro de un mástil atado para ritos de costumbre mortuoria-funeraria de momificación, un importante protocolo en su antigüedad de técnicas desarrolladas fundamentales. El Ib era contrapesado con la pluma de Maat (símbolo de la Verdad y la Justicia), situada en el otro platillo.

Al culminar, el poder era transferido por herencia a su hijo primogénito, aunque en varias ocasiones no ocurría así.

Era un monarca absoluto, aunque debía tener una amplia formación intelectual, y toda su vida pública y privada era regulada con severidad: el legislativo, el ejecutivo, el judicial y el religioso.

Las funciones del faraón consistían en preservar y hacer respetar las leyes de Maat, mantener el orden total del universo, desde el momento de la creación, no precisamente en lo que respecta a la estructura social y política de Egipto, sino también a las leyes de la naturaleza politeísta.

El gran sacerdote: Jefe supremo a quien se le había encomendado la dirección del culto. Los sacerdotes formaban una clase poderosa que por largos siglos fueron adueñándose. Se caracterizaban por su sabiduría y maestría, siendo su principal fuente de función la administración debido a los templos y la atención de sus peculiaridades, para interpretar sus deseos, cumplirlos y darles culto. Eran una clase muy influyente en política, tanto que, algunos llegaron a gobernar como regentes en la dinastía XVIII.

La integran el conjunto de faraones que gobernaron Egipto entre los años 1550 y 1295 a. C., aproximadamente. Esta época se considera el periodo de máximo esplendor de la civilización faraónica, así como un momento de gran expansión territorial. 

La dinastía macedónica de Egipto​ gobernó de 332 a. C. al 310 a. C.

Existía un tipo de esclavitud, más bien servidumbre, en la cual los individuos tenían derechos y salarios, y podían, incluso, comprar su libertad.

El gran visir: Quien controlaba a los nomos (provincias) y era el intermediario entre el faraón y los demás funcionarios. Se denomina al máximo «dirigente» o «primer ministro», cuya autoridad solo era superada por la del faraón, asumiendo varias de sus funciones por delegación.

El Dios monárquico de la divinidad, sostenía la misión de defender con su ejército al pueblo, absolutista ya que el faraón tenía todos los poderes del reino y teocrático.

Lazos de objeciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora