Diciembre 12
España-Barcelona________________
—¿Estás segura de esto?
—Claro que sí, ¿por quién me tomas?
—Vaya, tu arrogancia no cambia aunque estemos metido en todo este lío. —me mira con cara de superioridad dándome la espalda, dirigiendo su vista hacia la puerta que está al fondo del oscuro callejón en el cual nos encontramos.
Hace frío y ya hace rato que la luz del sol se ha ido. Suspiro llevando una de mis manos detrás de mi cabeza, mirando hacia el muelle, las olas se van moviendo en una perfecta sincronía y la luna se refleja en ellas.
—No seas llorón, ya estamos aquí, ya no hay vuelta atrás. Además, la vida de mis hermanos está en peligro; no me puedo quedar con los brazos cruzados como si nada pasara.
Se alejó un poco de mí, ya que estamos a escasos centímetros de distancia uno del otro por el reducido espacio en el que nos encontramos.
—Eso lo entiendo, pero no puedes ser tan impulsiva. Son criminales, ¿comprendes? No podrás contra ellos tú sola.
—Si no ayudarás, es mejor que te vayas. No necesito a nadie que me estorbe.
Definitivamente es una problemática de primera. No importa lo que le diga, nunca va a cambiar su forma de ser, y, aunque no me guste admitirlo, no quiero que cambie, a pesar de que a veces se comporta como una cría de doce años: haciendo berrinches y no tomando consejos.
por ahí dicen: que el que no agarra consejo no llega a viejo.
Cambio un poco mi expresión a una más seria y hago que me vea.
—¿Pero has pensado en la posibilidad de que podrías morir? O sea, ellos son...
—Criminales, ya sé, me lo has repetido un montón de veces. Por favor, dime algo que no sepa, ¿sí? —me corta con facciones imperturbables al momento que se agacha para poder ver mejor hacia la puerta, llevando su mano hacia uno de los bolsillos del pantalón, donde alberga la culpable de que estemos aquí casi a la medianoche.
Suelto un gruñido de frustración porque sé que no cambiará su decisión. Rebusco en el bolsillo de mi chaleco y saco una cajetilla de cigarrillos junto a un encendedor, tomo uno y me lo coloco entre los labios aún apagado, jugueteando con él como hace tiempo lo hago.
—Estás temblando, te vas a resfriar. Es mejor que nos vayamos ya.
Ella se sobresalta gracias a mi cercanía y me observa, alzando una de sus finas cejas.
—No tengo tiempo para pensar en si tengo frío o no. Mi objetivo es sacar a mis hermanos de allí así sea a costa de mi propia vida.
Cierro mis ojos y enciendo el cigarrillo, dándole una larga calada para luego expulsar el humo y ver como se volatiza en el aire.
—Sabes que no me gusta que fumes. —me dice sin ninguna emoción en su tono.
—Y tú sabes que no me gusta que seas tan impulsiva y estés fuera a esta hora sin saber si la carta decía la verdad o no. ¿De verdad podemos confiar en ella?
Ella saca su mano del bolsillo, apretando la carta que hace semanas tenemos en nuestras manos.
—No puede ser mentira, esta carta nos da información muy valiosa. Además, dice las coordenadas exactas, día, hora, muelle; o sea, todo está aquí. No puede ser falsa.
—¿Y si es una trampa?, ¿no te has puesto a pensar en eso? La carta dice que esos tipos que secuestraron a tus hermanos saldrían de esa puerta a las doce, y ya son las —miro mi reloj de muñeca mientras le doy nuevamente una calada al cigarrillo—... doce menos cinco, y aún no se ve señal alguna de que aquí haya vida aparte de las ratas.
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Mi Existencia© Libro I |EN EDICIÓN|
ContoTrilogía: Secrets and hate✨ -Mi Existencia. Libro I -La verdadera Razón de mi Existencia. Libro II -Descubriendo Quién soy. Libro III ____________ Todo lo que quería Ada Vidal era una vida tranquila sin demasiadas emociones. Una joven mujer de la...