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"Cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, que todo el pasado y todo el futuro pierden completamente su importancia y sólo existe aquel momento y aquella certeza increíble de qué todas las cosas debajo del sol fueron escritas por la misma mano. La mano que despierta el amor y que hizo un alma gemela para cada persona que trabaja, descansa y busca tesoros bajo el sol. Porque sin sto no habría ningún sentido para los sueños de la raza humana."

Dicen por ahí que cada acontecimiento en esta vida por más insignificante que parezca en primer instancia de un objetivo o razón de ser. Aunque en el momento que sucede no le encontramos significado. Incluso puede ser alguna situación dolorosa que se manifiesta sin previo aviso.

Al pasar de los días, meses, incluso años, al mirar atrás notamos que todo lo que fue sucediendo, incluso los malos momentos, nos han encaminado hacia lo que siempre hemos deseado, y de no haber presentado en nuestras vidas no estaríamos parados en el lugar que soñamos.

Mi tía, a quien consideró una de las mujeres más inteligentes sobre la faz de la tierra, siempre me recuerda que las cosas pasan por algo y en cada momento amargo hay una enseñanza que estará más grande y más sabio.

Esta tarde, cuando mi coche dejó de funcionar camino al trabajo, no puede encontrarle el lado positivo.

Para empezar, me encontraba en una calle en la que estaba seguro que no habría un taller cerca para resolver rápidamente problema. Agobiado empuje mi carro alejandolo del tráfico. Tome mi celular y llame al trabajo diciendo que había surgido un imprevisto y no llegaría a tiempo.

Caminé por la calle esperanzado de encontrar ayuda para resolver mi problema de una vez por todas y seguir con mi tía como lo había pensado.

Antes del incidente con mi auto, pensaba que este sería un día como cualquier otro... no veía nada especial aquella tarde de otoño. Las hojas caían graciosamente sobre el asfalto, un par de niños jugaban a la doble soga en la banqueta de enfrente, los autos pasaban en tranquilos por el vecindario y yo iba solo, caminando, buscando resolver mi problema, cuando ella salió del edificio.

Numerosas veces había pasado por aquí, ya que me queda camino al trabajo. Pero nunca le había prestado atención a la vieja joya arquitectónica, simplemente la contemplaba a distancia, desde el interior de mi automóvil.

La chica que salía de aquel lugar captó mi atención.

Su cabello castaño con una chispa de rojizo se movía al ritmo de las hojas que revoloteaban mientras ella se peleaba con su abrigo que bailaba con el viento.

Contuve la respiración sin darme cuenta y me detuve admirarla, nunca antes había visto a alguien igual.

Bajo los escalones del edificio con unos saltitos mirando al suelo,llevaba una pequeña mochila rota al hombro.

No era la clase de chica que buscaba llamar la atención.

Con solo vistazo supe que era el tipo de persona que le gustaba mantener un perfil bajo, pasar desapercibida, aunque en tu caso era prácticamente imposible.

No podría creer que hubiera un sólo hombre en el mundo entero que no notará su magica presencia. Había algo tan maravilloso en ella que me atrapó por completo.

Era hermosa, pero su belleza era inusual, interesante.

Sólo un ojo muy curioso podría darse cuenta en un instante de que una chica es la indicada y, por alguna razón yo lo supe enseguida.

No me considero una persona fácil impresionar, mis novias anteriores nunca me hicieron pensar que alguna de ellas sería el amor de mi vida. Soy un chico de espíritu libre, en que numerosas ocasiones "me enamoré", Nunca me había interesado en alguien de manera repentina. Esas cosas llevaban tiempo.

Con fascinación la seguí con la mirada, tratando de descubrir hacia dónde se dirigía. Sabía que nunca habíamos cruzado nuestros caminos porque un rostro como el suyo no lo hubiera olvidado tan fácilmente. Sus profundos y tristes ojos me hipnotizaron.¿Quien era? Y lo más importante, ¿qué le pasaba? ¿Por qué Sr veía tan triste?

Curioso la seguí por la cuadra, mirando ocasiónalmente hacia atrás tratando de descifrar qué era el edificio del cual había salido. Al parecer, una escuela de danza.

Después de ella habían salido, por la misma puerta, chicas de figuras agraciadas y delgadas, todas con pequeñas bolsas al hombro caminando con delicados movimientos hacia diferentes direcciones.

La hipnótica chica de cabellos danzantes estaba tan inmersa en sí misma que no vio que una joven distraída y con mucha prisa caminaba rápidamente hacia ella sosteníendo un vaso de café.

Como era de esperarse, el café fue volcado bruscamente sobre el abrigo en segundos, mojandola de pies a cabeza. La joven que llevaba prisa sólo gritó: ¡Lo siento mucho!, mientras se alejaba con el mismo paso apresurado.

Ella suspiró irritada y cuando estuve a punto de alcanzarla para ofrecerle un pañuelo(como excusa para hablarle claro está) entró rápidamente a una cafetería.

La seguí pero por alguna razón no entré, me quedé mirándola de lejos, de la ventana. Tenía que pensar en algo para hablarle. Debía de ser algo original, como en las películas románticas que a todas las chicas les encantan.

Me había tardado en reaccionar en el desafortunado accidente del café, debí ser mucho más ágil y ofrecerle el pañuelo antes de que pudiera escapar como lo hizo.

A las mujeres le fascina que las salven, todo el tiempo viven soñando despiertas, creando historias en su cabeza donde un héroe la rescata de un conflicto.

Pero algo dentro de mí me decía que esta chica no era común y corriente, y talvez un intento de conquista de película romántica no era algo que a ella le impresiona.

Por eso me quedé afuera, helado, con la mente en blanco buscando excusas para cruza palabra con ella.

Mientras tanto, la mire hacer fila detrás del mostrador.

El lugar era acogedor, cuatro mesas y un par de sillones en las esquinas. El olor a canela y café impregnaba el sitio mirando desde afuera a través del vidrio.

Nunca antes había estado aquí, pero me pareció llamativo y original. Tal vez ella frecuentaba esta cafetería, tal vez si mañana regresaba aquí fingiendo que soy un cliente regular podría encontrarme con ella. Me acercaría a la mesa en la que ella estuviera sentada y me inventaría algún pretexto para saber su nombre.

Sacudí esos pensamientos en mi cabeza,¿por que pensar en que hacer más adelante?Estaba a metros de mí,¿por qué postergar el encuentro? Ese es el típico error del ser humano, cuando sentimos miedo de algo, en lugar de enfrentar el conflicto, huimos despavoridos cerrandonos una oportunidad. Nuestra penitencia: el"hubiera". Esa tortura de pensar, "¿que podría haber pasado?" nos persigue por el resto de nuestra existencia. No iba a permitir que esto me pasara.

Me armé de valor para entrar al lugar y hablarle a frente a frente. Decido entre, pero al momento de empujar la puerta giratoria me di cuenta de que la tenía más cerca de lo que creí, ella estába en su camino de regreso, saliendo de la cafetería con servilletas en mano... lógicamente había entrado a aquél lugar para pedir algo con que limpiar su abrigo.

Si quedaba alguna duda, se disipó en el momento que hicimos contacto visual. En cuestión de segundos me enamoré. En la puerta giratoria, el cristal se interponia entre nosotros, pero no fue impedimento para intercambiar miradas.

Había algo en sus ojos. Al hacer contacto visual, sus mejillas se tornaron de un color rosado irresistible y sus labios intentaron ocultar una sonrisa nerviosa sonrisa de lado.

Trate de sonreír galantemente, pero un abrir y cerrar de ojos ella se encontraba fuera de aquella cafetería y yo adentro mirandola boquiabierto.

Continuó su camino pensativa, sus blancos y perfectos perfecto dientes mordiendo suavemente su labio inferior. Suspiré maravillado. Fue entonces que me di cuenta de que mi coche se había descompuesto por alguna razón y que este no era un día cualquiera.

Soñando despiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora