POWER (♯StilesStilinski) [CANCELADA]

F o u r

Sé que si pensáis en un Derek, mojado y con la camiseta pegada al cuerpo, lo imaginaréis muy caliente.

Y os lo confirmo, es muy caliente.

Pero cuando juntamos eso, con Stiles sujetando al Derek caliente inmóvil y a mi en una piscina y a un monstruo con forma de lagarto amenazándonos, ya toma un aspecto caótico.

—Hay que coger tu móvil y llamar a Scott —le dije a Stiles.— no creo que aguantes mucho más.

Stiles hizo una afirmación con la boca y miró hacia el móvil, que estaba en la orilla de la piscina.

—Cassi, intenta sujetarlo —se fue a mover pero chillé.

—No, Stiles —hablé rápidamente.—no se nadar.

—¿No sabes nadar? —me preguntó incrédulo Derek.

—¡No! No se nadar, porque te crees que me estoy apoyando en Stiles. Además, ¡¿ahora mismo te preocupa eso?!

—Cassi, ¿confías en mí? —me miró Stiles intentando subir su cabeza.

Solte un gémido lastimero.

Miré a Stiles.

—Te amo. —no le di tiempo a reaccionar cuando me solté de su agarré impulsándome hasta el Hale, quien solamente decía/gritaba "¡no,no,no!".

Derek y yo nos hundimos mientras yo aguantaba la respiración y rezaba porque Stiles llegara a tiempo.

Unos segundos después sentí una mano en mi cintura y abrí los ojos nada más llegar a la superficie mientras tomaba bocanadas de aire.

—Cassi...

—Ahora no —le corté sabiendo que me diría.

—Dime que te contestó —rogó Derek mientras yo me sujetaba fuertemente al cuerpo de Stiles.

Stiles apartó la mirada, por lo cual un suspiro angustiada.

¿Por favor Dios, algún hombre lobo que se ofrezca a ayudarnos?

—No puedo mucho más —soltó Stiles.— necesitaré sostenerme de algo.

—Stiles. —señalé como pude con mi cabeza hacia una barra situada en los trampolines.

Cuando llegamos allí algo sujetó a Stiles por la chaqueta sacándonos de aquella piscina infernal.

Scott.

Dios oíste mis plegarias.

Me senté en suelo tosiendo y miré hacia Scott sostener un pedazo de ¿espejo? Y después al monstruo corriendo.

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—¡Ey! —oí una voz, pero decidí seguir mi camino.

No creo que sea yo.

—¡Ey! ¡Cassandra!

Me giré con el ceño fruncido.

—Mira nose quien eres, ni porqué sabes mi nombre, pero no me vuelvas a llamar Cassandra, ¿entiendes?

—¿Por qué? Cassandra es un nombe muy bonito —sonrió de lado y alcé las cejas.

—Bueno... —alargué la "e" mientras me giraba abriendo mi casillero.— gracias por el cumplido...

—Isaac.