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Jongin se dio cuenta muy tarde que había sido mala idea dejar a Eun Ah sola con Junmyeon como supervisor. Él era su mejor amigo, pero era la persona mas persuasiva que conocía y en media hora que tuvo que desaparecer para hablar con el entrenador había puesto totalmente ebria a su acompañante.

A simple vista no parecía, pero en cuanto ella vio que se acercaba saltó a sus brazos y se colgó de su cuello, despidiendo un terrible olor a alcohol. No tenía ni idea de cuanto había tomado, y no lo quería averiguar.

La chica comenzó a cantar sin articular bien ninguna palabra, pero para su suerte, casi todos se encontraban en un estado similar al de ella o tal vez peor. No llamaba demasiado la atención. Mientras tanto, Junmyeon le miraba con orgullo en la mirada, como si hubiera hecho algo maravilloso.

—Te dije que la hicieras sentir cómoda, no que la embriagaras.

Jongin miraba reprobatoriamente a su mejor amigo, mientras que el otro le miraba desafiante mientras reía. Eun Ah había comenzado a bailar a su lado.

—Tengo que sacarla de aquí.

—Nooooo, Jongin, no quiero irmeeeee.

Miró su reloj. Eran las 11 de la noche, y la fiesta estaba a punto de acabarse. O al menos para ella.  El resto podían irse al carajo en lo que a él le importaba.

Como pudo, la sacó con engaños, prometiendo llevarla a un lugar bonito.  En su recorrido hacia su casa se dio cuenta de que no podía regresarla en ese estado, así que decidió hacer una parada antes de volver.

***

—Me gustan los columpios— Dijo al ver el parque en el que se habían detenido.

—Voy a matar a Jun...

La chica parecía tener energía ilimitada porque antes de que Jongin pudiera terminar la frase, ella se encontraba tocando el cielo con los pies en su columpio. Pero, de un segundo a otro se detuvo, conteniendo las arcadas.

Jongin corrió, ya que había dejado el columpio en busca de algo mas estable. Estaba agachada, mirando al suelo mientras él acariciaba su espalda, en señal de apoyo.

—¿Te sientes mal? ¿Quieres vomitar? —EunAh negó con la cabeza, sin poder verlo a los ojos.

—¿Arruiné la cita?

A Jongin le parecía increíble que esa fuera su preocupación en ese momento. El pronunció un no enternecido antes de ella le viera de nuevo con los ojos llorosos.

—Tengo miedo Jongin.

— ¿Por llegar ebria a tu casa? No te preocupes, yo me haré cargo...

—No, Jongin. Tengo miedo porque creo que empiezas a gustarme.

ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora