Late era una pequeña niña, hija de unos mercaderes.
Le pusieron ese nombre ya que el final de la palabra "chocolate" el color de sus preciosos rizos y sus brillantes ojos.
Vivían en un pueblecito poco habitado dónde el silencio reinaba la mayor parte del día. Late era traviesa y curiosa, demasiado. Desde hacía un tiempo, la pequeña empezó a comportarse de una forma un poco extraña. Los ojos solían cambiarle de color depende del estado de ánimo. El cabello siempre estaba como flotando en el aire, como si la gravedad le afectase; y lo más extraño... un día mientras Late dibujaba en el escritorio de su padre, la estantería que tenía frente a ella se desplomó. Late, con un suave movimiento se elevó en el aire y esquivó la pila de libros que se le venía encima. Su madre que estaba mirándola en ese momento, quedó atonita. A partir de ese día sus padres la examinaron detenidamente por si volvía a ocurrir.
Late creció junto con su belleza. Había vuelto a volar muchísimas veces más, para sus padres era algo normal, pero no les convencía del todo esa idea.
Un día, llegó a casa el alcalde del pueblo y con unos ruidosos golpes en la puerta pidió que le dejaran entrar.
-Late, ¡escóndete! -Gritó su madre desde la planta baja de la casa.
Late obedeció rápidamente, siempre era el mismo ritual. Con el paso de los años había aprendido a no mostrarse ante nadie, tan solo con sus padres.
Late no tenía contacto con nadie del exterior, tan solo porque tenía la peculiaridad de ser diferente al resto del pueblo.
-¿Dónde está Late? -Gruñó el alcalde.
-A~a salido señor... n-no sé cuando volverá... -Tartamudeaba su madre con miedo en sus palabras.
-¡Registrad la casa! -Con un gesto rápido, montones de ciudadanos ocuparon la casa al instante. La madre no sabía que hacer así que huyó de la casa y desapareció, no quería saber nada al respecto.
El padre, la imitó, un problema demasiado grave como para entrometerse.
Y es que, Late era una bruja de nacimiento.
Todas las brujas eran quemadas, por muy buenas que fueran y es que eran diferentes al resto de todos los demás.
Siempre estarían destinadas a la hoguera.
Eso era una de las principales cosas que los enfurecía, Late fue encontrada y quemada en la hoguera.
lo único que quedó de ella fue una rosa blanca, su alma, una pura e inocente.
