Preguntas consecuentes

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Prólogo

        ¿Alguna vez reflexionaron sobre qué sentirían si no tu­vie­ran nada que preguntar, nada que arreglar, en fin nada que hacer? Presumo que las incertidumbres son necesarias, la ig­no­rancia, el caos interior, porque provocan o despiertan en uno la esencia fundamental del ser humano quien a través de pregun­tas satis­face inquietudes, logra comprensión, mengua igno­ran­cia y halla los fundamentos para su propia ar­monía. Pero existen preguntas cotidianas que van más allá del existencialismo y que pueden ser respondidas con el sólo hecho de observar, de escuchar, de entender que puede haber algo más que lo que uno cree, ya sea por el saber, por la experiencia o simplemente por una cuestión de edad o rango ge­neracional. Esto suele ser frecuente cuando las inquietudes provie­nen como consecuencia de las acciones del hombre ya que no siempre comulgan los ideales, no siempre estamos de acuerdo con nuestro propio destino o con el sacrificio hecho al respecto. Por lo tanto no se confunda con creer que saber es no pregun­tar, por el contrario, el problema es creer que no tenemos nada que preguntar y esto se agrava cuando escapa de lo personal y se torna colectivo.

        En este poemario he puesto algunas preguntas en boca de ese "yo" intrépido, aprendiz, ignorante o equivocado, pero dis­puesto a la comprensión y que obtiene respuestas por medio de una voz interior que ya acumula reflexiones, principios, moral y por qué no ciertas lógicas y razones per­sonales como corola­rio para el crecimiento y la sabiduría.

        Dicho esto, con profunda satisfacción les ofrezco este poema­rio que escribí en 2011, al que titulé: Preguntas con­secuentes y a las que agrego, además, dos pequeños gru­pos de poemas: Rocío en las hojas y Ecos en la puerta, que también ahondan en reflexiones.

       Brego para que les agrade; será mi mayor satis­fac­ción. 

Buenos Aires 2017 - A.B.



Preguntas consecuentes

I

Dime, ¿otra vez cargas tu mochila,

estibas tus nostalgias,

recorres con la vista lo que dejas atrás,

te haces de alguna tristeza,

abandonas lo que construiste y te marchas?

¿Qué esperas hallar en esos horizontes, tantas veces visto,

que no aceptas uno para extender tus raíces?

¿Acaso el sol ni la luna complacen esa claridad que buscas

que toda magnitud y belleza

se agotan al instante de verlos?


Oh, si pudiera responderte...

No alegaría más si te dijera que en mi mochila

no abundan sino lo necesario para complacer mi corazón,

algunos recuerdos de infancia,

colores de arco iris,

vuelo de barriletes

y trinos de pájaros invisibles oídos en orillas del río.

Mas por las nostalgias no debes preocuparte,

Preguntas consecuentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora