Uno

2.1K 38 15
                                    

-¡Luna, cariño! -se dirigió a mi madre- ¿Cómo has estado?

                Mi madre se apresuró a levantarse, prácticamente corriendo hacia donde se encontraba la mujer que había irrumpido en nuestra casa. Debía tener unos 39 o 40 años, no parecía ser mucho mayor a eso. Era alta, un poco robusta, tenía una mirada tan cansada que ni siquiera el maquillaje podía ocultar.

                -¿Esta es tu hija? -dijo mientras me observaba. Trató de ocultar su disgusto, pero pude notarlo, aunque mi madre no- Que chica tan… agradable.

                -¿Enserio? ¿Eso es lo mejor que se le ocurre? -respondí.

                -Brooke -reprendió mi madre-. Discúlpala, está un poco… irritable esta mañana -la voz de mi madre era suave pero cansada, como si hubiera repetido esa disculpa un millón de veces antes. Pero, lo que decía era cierto, estaba bastante irritable. Y todo por culpa de mi padre. Nos había dejado otra vez. Ya estaba acostumbrada a que se fuera por un par de meses, pero ¿ahora? ¿antes de mi graduación? Prometió que no se iría. No esta vez.

                "Trabajo es trabajo, no se puede hacer nada contra él. Debo cumplir" había dicho mientras abandonaba mi habitación, esta misma mañana.

                -No hay problema, Luna. Mi nombre es Amanda- Tendió su mano hacia mí, en espera de una respuesta física.

                Su vestido era de un verde muy delicado. Lo convinaba con un lazo que usaba en su cabeza para sostener su elaborado penido. Tenía el cabello rubio, aunque podía verle las raíces negras que comenzaban a delatar su verdadero color. 

                -Brooke -entoné, mientras estrechaba su mano. Su piel era muy blanca. Cuando toqué su palma sentí frío, un frío muy conocido.

                -Brooke -repitió, como saboreando mi nombre con sus labios, esto causó que mi piel se erizara-, es un placer.

                -Tengo que irme -apresuré a quitar mi mano de la suya- tengo que hacer… -nada. En realidad esa mañana no había planeado hacer otra cosa que vagar por mi casa- cosas.

                Aunque no quería irme, lo iba a hacer, no quería estar en la misma sala que esa mujer. Debía irme huir de ahí lo más rápido posible,. Además, no soportaría otro interrogatorio sobre mi vida, el colegio, amigos… novios. Nada de eso, ya lo había soportado muchas veces, y estaba cansada de dar explicaciones a todo el mundo.

                -¿Te vas, linda? ¿No quieres tomar el té con nosotras? -ofreció Amanda. Estaba intentando ganarse mi confianza, si lo hubiera intentado un par de meses atrás, quizás lo hubiera conseguido. Y, ¿Quién dice? Quizas hubieramos podido se buenas amigas. Pero ya no. No era tan estúpida como antes.

                -No, gracias -respondí. Le regalé una sonrisa tímida. Quizás así me dejaría ir.

                Me levanté del sofá  y salí del salón caminando con rapidez. Podía escuchar a mi madre y a Amanda hablando, aunque no muy alto, podía escuchar lo que decían. Estaba a punto de marcharme hasta que escuché mi nombre.

                - Brooke parece ser una buena muchacha, aunque parece que es una chica de pocas palabras, ¿no? -dijo Amanda cuando pensó que ya me había retirado y no podía oírla.

                Por eso me molestaba tanto cuando mi mabre traía amigas a casa. Entiendo que es una persona, tiene derecho a socializar con otras madres, pero, detesto con todo mi corazón que me las presente. Sus comentarios eran siempre los mismos: "no hablas mucho, ¿o sí, querida?", "veo que no te gusta conversar" y mi favorita personal "¿te sientes bien, cariño? Te vez… decaída/triste/infeliz/enferma/pálida/etc". Otra cosa que me molestaba: el teatro de crear una falsa preocupación hacia mi persona solo para tratar de caerme bien.

Comenzar de cero [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora