Capítulo 4

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Estaba leyendo en la madrugada cuando escucho sonar mi teléfono, observo la pantalla "Dany ♡" respondo.

-¿Helloo?- digo con una sonrisa.

-It's me guapa.- escucho.

-¡DANIEL NO SABES CUANTO TE EXTRAÑO!- digo a mi mejor amigo.

-Yo también te extraño princesa, ¿Cómo has pasado estos días?- me responde.

-Muy bien, se me hace extraño convivir entre mujeres, pero fuera de eso, me ha encantado mi nueva casa, soy la presidenta de Farmhouse Kappa.- digo emocionada.

-¿Presidenta de una hermandad? ¡Suena genial!

-Lo es, ¿Cómo está todo en el instituto? ¿Nick y Brooke ya terminaron? - pregunto.

-No amiga, lamento decirte que su relación persigue, pero, a Adela la expulsaron ayer, puso un ratón en el maletín de la maestra de álgebra.- me platica Daniel.

-Esa chica siempre fue un caos. - sonrío al recordar mi vieja escuela.

-Todos te extrañamos mucho, Susy no se divierte mucho ahora que no estás.- ríe.-  Muy pronto recibirás cartas de nuestra parte.

-Yo también los extraño mucho, puedo asegurar que hasta a Ámbar la extraño, aunque mi vida es mas sencilla sin ella.- digo refiriéndome a la chica que me caía mal.

-Descansa Dorine, mañana hablamos, te quiero preciosa.

-Yo mas Dany, descansa igual.- cuelgo la llamada.

Salgo de mi habitación para tomar agua y me encuentro a Amanda comiéndose el queso amarillo.

-¿Amanda que haces aquí?- digo quitándole el queso.- ¿Te lo acabaste?

-No pude evutarlo, su sabor me fascina.- sonríe.

-Hora de dormir chica, ven te acompaño.- tomo la mano de Amanda y la llevo a su habitación.

En la mañana las chicas y yo nos encontrábamos sentadas en la cocina bebiendo café y comiendo unas deliciosas donuts que Amy había traído.

-Recuerdo aquella vez que Emylse hizo llorar a Brenda, la de tercer grado, por querer unirse a Lota Sigma. - dice Carly.

-Es una persona repugnante, se sienten la gran cosa, pero vamos, sin dinero y maquillaje es una simple chica ordinaria.- añade Amy.

-Ella y su sequito de amigas siempre se comportan así, cuando estaba en primer año de instituto trataban mal a cualquiera que se les atravesaba, era la capitana del equipo de porristas y la novia de Derek Harrison, el chico mas popular y capitán del equipo fútbol americano, suena de película. - Amanda le da un sorbo a su café.

-Puede ser algo egocéntrica, pero toda chica tiene un lado amable.- digo.

-Pues ella no, ademas es extremadamente zorra, el año pasado le asignaron el apodo cajero automático, por trabajar las 24 horas.- dice Carly.

-Bueno chicas, no hay que ser tan duras con ella...- el timbre me interrumpe.- Un momento.

Camino hasta la puerta y la abro, pero no hay nadie, me vuelvo hacia ambos lados y luego miro hacia abajo y me encuentro una pequeña caja color blanco.

-Oigan chicas, había una caja en la puerta.- digo y la pongo en la mesa para que todas podamos verla mejor.

-No la abras, puede ser un truco de Emylse.- dice Amanda.

-O un regalo de bienvenida de otra fraternidad.- les digo calmandolas.

Abro la caja y una especie de polvo salta en mi cara. Mierda.

-¡POLVO PICA PICA! - grito y corro a lavar mi cara con agua.

Despues de unos minutos bajo a la sala en donde me encuentro con mis amigas.

-Definitivamente eso no fue un regalo de bienvenida.- me corrijo.

Salgo hecha una furia decidida a tocar la puerta de Lota Sigma y escupir unas cuantas palabras.

-Dorine ¿A donde vas? - dice Amanda detrás de mi.

-A aclararle a esa chica que conmigo no se juega.- sigo caminando.

Toco la puerta tres veces y al fin abre.

-Veo que recibiste mi regalo, bienvenida cariño.- extiende su mano hacia mi.

-Mira, yo puedo ser la persona mas amigable del mundo, e incluso la mas paciente, pero cuando se trata de bromas, no te conviene hacerme enojar.- la señalo con un dedo.

-¿Tu crees que te tengo miedo? Por favor, tu solo significas una basurilla en mi camino, no me eres problema.- me fulmina con los ojos.

--Puedo convertirme en la peor de tus pesadillas Emylse, vas a desear jamas haberme conocido, si quieres jugar, te voy a enseñar como se hace.- fue lo último que dije para despues darme la media vuelta y volver echando humo por las orejas.

No hablo con ninguna de las chicas y entro directamente en mi cuarto.

Les voy a mostrar que conmigo no se juega.  

Guerra de ChicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora