[40]

2.5K 225 14
                                    

ACTUALMENTE ÉSTA HISTORIA TIENE 16K LEIDAS❤ GRACIAS POR TODO SU APOYO

Mi historia con Sirius ciertamente no termina allí, pero no voy a aburrirte más con mis historias de desamor adolescente.

Hablemos de accidentes: hubo un incidente casi acabado en tragedia durante mi sexto año, que podría haber cobrado una vida sino fuera por el kamikaze James, apodo utilizado por todos los siguientes años.

Ocurrió unos días antes de mi cumpleaños 17. Estaba casi emocionada, sino fuera porque ese número marcaba el comienzo de mi adultez. ¿Conoces esos niños que solo desean crecer? Porque ser mayor es mejor. No tienes a nadie a quien obedecer y que te obligue a ir al colegio...

Bueno, yo no era uno de esos de niños.

Mis padres eran adultos y sinceramente, no eran felices. Tenían jefes, trabajos de 12 horas diarias, no siempre el dinero necesario para subsistir un mes entero y poco tiempo para darnos a nosotros.

La adultez significaba para otros una liberación, pero para mí, no era más que una avalancha de nuevas responsabilidades para las que no estaba lista. Y no lo sigo estando.

Lo se, soy un desastre.

Sólo olvidemos eso y continuemos con el incidente del principio. Todo comienza en una clase de Defensa contra las Artes Oscuras, trabajando en el Encantamiento Patronus, aunque lo máximo que salía de mi varita era un montón de humo blanco y brillante sin forma definida. Una total frustración.

Ya habíamos intentado practicarlo en la Sala de Menesteres, pero no se como es que terminamos escuchando a los Beatles y comiendo dulces de HoneyDukes que sacamos a escondidas. Misterios de la vida.

-¡Deben concentrarse en sus recuerdos felices! -Gritaba el profesor luego de casi ser golpeado en la cara por una varita-. Tomense el tiempo necesario para hacerlo. Es un hechizo que requiere de mucha práctica. ¡Ese grupo del fondo se me separa!

Y claro que se estaba refiriendo a nosotros. El profesor me tomó de la túnica y me llevo ignorando la oposición mía hasta el otro lado del aula, luego hizo lo mismo con James y con Sirius.

-Que malo que es verte otra vez.

Y para darle sabor a todo, ¿sabes quiénes estaban ubicados a mi lado? Regulus Black y Severus Snape, aka Quejicus. Con Slytherin en el cerebro y la egocentría en el corazón, ese dúo era la muestra exacta de lo que odiaba en una persona.

-¿Y tú que andas haciendo aquí, serpiente? -Pregunté, sin quedarme atras-. Vas a crecer algún día, no es necesario que vengas a espiar a los mayores. ¿Tu mami no te dijo que es de mala educación?

Regulus ni se inmutó ante mis palabras y mantuvo una sonrisa petulante. Ya no había nada del chico que se había atemorizado ante la idea de que estar frente a frente con su hermano, y por un instante estuve decepcionada de él. Pero sólo un instante.

Luego, él realizó el encantamiento con mucha precisión frente de mi cara y olvidé cualquier empatía por la serpiente.

-Estoy más avanzado que el resto de mi clase, así que el profesor dijo que no había ningún problema en cursar con los chicos mayores -Replicó-. Pero parece que también estoy más avanzado que esta clase.

Y eso se traducía como: Soy más inteligente que todos ustedes juntos, ¿qué más puedo decir?

Apreté los dientes y voltee a observar a su Patronus. ¿Y a que no adivinas que era? ¡Un perro! Un canino negro y grande. Casi exacto a la forma animaga de Sirius.

Entonces fue mi turno de reír. Me doblé en el suelo a causa de las carcajadas y continúe riendo hasta que me di cuenta de que todos se habían callado y me miraban como si estuviera demente. Un emocionado Sirius entre ellos, cuyo foco de atención no era yo, pero que se mantenía entre la expectante multitud.

hurricane; maraudersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora