Parte 2

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Con el tiempo me hice conocido de algunos de los pocos amigos de la escuela de Miguel, íbamos a su casa y como sus padre casi nunca estaban comencé a vivir con él, secretamente por las noches robaba dinero de la caja fuerte que sus padres escondían detrás de un cuadro, también algunas noches mientras el dormía me iba a juguetear con señoritas o simplemente me iba a carreras, como ya no tenía necesidad de robar para sobrevivir podía hacer todo lo que yo quisiera.

Al año de noviazgo, una nueva amiga de Miguel llamada Susan se me presento con un cuerpo tentador, delicada y fuerte, tierna pero inteligente, sabía manejarse en mi bajo mundo además de tener padres con mucho más dinero que Miguel.

Desde que la conocí hubo un deseo sexual mutuo el cual nos llevo a revolcarnos en la cama varias veces, mientras Miguel me esperaba para salir a citas a las cuales no pude llegar, me excusaba con un disculpa y el nunca se daba cuenta, a los 3 meses y medio de infidelidad Susan me convenció de terminar con Miguel, me ofreció su dinero y un lugar para vivir solamente nosotros 2, además como no había tenido nunca sexo con Miguel me dijo que no le dolería tanto que yo terminara con él, así que finalmente acepte y cite a Miguel detrás de su escuela.

-Miguel, necesitamos hablar-lo espere recargado en una pared mientras fumaba hasta que apareció con una sonrisa y su mochila detrás de su espalda.

-¿Qué pasa?-se veía ansioso ya que normalmente era él quien me llamaba y me invitaba a salir, estaba nervioso ya que él era muy sentimental, temía que se pusiera a llotrar o gritar, me tranquilice y se lo dije lo más fríamente posible.

-Quiero que terminemos-la sonrisa de Miguel lentamente se comenzó a diluir hasta dejar una expresión desconcertada.

-¿Por qué?-se acerco a mí y me tomo las manos, estaba confundido, al parecer no encontraba una razón para que yo terminara con él, después de unos momentos de silencio decidí decirle la verdad.

-Recuerdas a tu amiga Susan, ella es un poco salvaje y sabe cómo manejarse en los barrios bajos-sus ojos se comenzaron a humedecer, el sabia a lo que me refería y a lo que quería llegar.

-¿Solo es esa la razón?-con una voz suave y frágil me pregunto, su cabello tapaba su rostro así que no me dejaba ver su expresión, yo me quede en silencio.

-Dime, sé que hay más-por supuesto que el sabría que no era solo eso, el sabia que cuando callaba era porque escondía algo mas, pero como la presión de su agarre aumento decidí que lo mejor para él era romperlo.

-Tiene más dinero que tu, además ya nos hemos revolcado un par de veces-tome sus muñecas y le dije con una sonrisa la verdad, después de todo esto será mejor para ambos.

-¿Qué?-me miro y aunque aun no lloraba las lágrimas comenzaban a acumularse, en cualquier momento se rompería.

-Perdón pero soy así, no puedo ni quiero cambiar, pero nuestros días juntos fueron muy agradables y...-le explique con simpleza lo que quería y lo que sentí ese año de noviazgo, necesitaba que lo entendiera, mientas antes mejor.

-¿Me puedes decir que me amas?-su voz era débil y deprimida, pero no entendía por qué quería seguir dañándose y que le dijera esas palabras.

-Yo...-aunque quería terminar con él, lo apreciaba como amigo por lo que no quería seguir asiendo esta herida más grande.

-¿Sentiste en algún momento amor, lo sientes ahora?-pero seguía preguntándome, yo solo podía decirle una cosa.

-Perdón-por alguna razón comencé a sentirme arrepentido, el ambiente se sentía muy pesado y deprimente, más de lo que esperaba.

-Mírame a los ojos y dime que no me amas-sentí como las suaves manos de Miguel tomaron lentamente mi rostro y me obligaron a levantar la vista del suelo y mirar directamente sus bellos ojos marrones.

Historia de un pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora