No Me Dejes...

Parte 3

Misaki

--Miralo, que raro es-- Escuché entre susurros mientras me acercaba al salón de clases.

Suspiré, me senté en mi puesto y empecé a tararear la canción que mamá nos ha estado enseñando desde que Usagi aceptó tomar las clases.

Al escuchar que las niñas comenzaron a hablar y reírse más de lo normal, supe que Usagi ya había llegado.

Tengo la suerte de tener a mi amigo en el asiento de al lado, aunque no me habla casi en todo el día es divertido verlo y tratar de sacarle una sonrisa, aunque creo que eso es casi imposible.

-Usagi- Sonreí de oreja a oreja al verlo tomar asiento. -Hola-

-Hola- Dijo en tono cortante.

-¿Como has estado? ¿Y tu mamá? ¿Que comiste esta mañana?-

-¿Podrías bajarle a tu entusiasmo?-

-¿Por qué? Quiero hablar contigo-

-Estuve en tu casa anoche-

-Para mi no es suficiente, quiero hablar contigo siempre Usagi- Corrí mi silla acercándola a el.

-No me llames así, y vuelve a tu lugar, el profesor no tarda en llegar- Cambió la dirección de su mirada y se quedó en silencio.

-Usagi, no seas malo, quiero charlar-

-Hazlo tu solo-

Siempre es así de frío conmigo, no logro hacer que su actitud cambie aunque sea solo un poco.

El ha sido el único amigo que he tenido en toda mi vida, las demás personas no se me acercan y no se la razón, pero no me afecta ya que Usagi es todo para mi.

Mi preciado amigo.

Puede que al principio haya creído que el era una persona mezquina, pero al pasar los días noté que podía ser amable rara vez cuando se lo proponía. Además su habilidad con la música es tan genial.

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--Bien Misaki, estas mejorando-- Sonrió mamá al terminar de tocar la melodía.

-¿Lo dices enserio?- Puse el violín en su lugar, después me acerqué al ojivoleta. -¿Que te pareció, si crees que ha sonado mejor?-

-Lo escuché igual de desafinado que siempre- Mencionó encogiéndose de hombros y volvió a sumergirse en el libro que tenía en mano.

-Oh, vamos ¿Ni un poco he mejorado?-

-Deja de preguntar y sigue practicando- Anunció demandante.

-Como digas- Sonreí e hice caso a lo que dijo.

En medio de mi práctica mamá comenzó a toser y rápidamente se fue a la cocina por sus medicamentos.

-Mamá...¿Te sientes bien?-

--Si, no es nada grave, solo tengo mi garganta algo reseca...No tardo, tu sigue ensayando suena hermoso--

-...Si-

Agarré el violín con firmeza y continúe, pero momentos después mis manos comenzaron a temblar ya que me llené de angustia y preocupación por la salud de mi madre.

Segundos después las lágrimas brotaron de mis ojos.

-¿Crees que llorar hará que su salud mejore?- Pronunció el peliplata cerrando el libro.

-S.se que no pero no puedo evitarlo, la quiero tanto, quiero que esté bien y que no se aleje de mi lado-

-Que tonto, pensando esas cosas- Se acercó a mi con una expresión amarga. -En vez de alimentar tu mente con esas cosas absurdas concentrate en mejorar con eso- Señaló el violín.

-Usagi, no seas malo...- Apreté el arco y empecé a llorar. -Malo, eres muy cruel conmigo-

-No me vengas con eso, tu eres el que insiste ser mi amigo, no te he obligado en absoluto- Se cruzó de brazos. -...Misaki, si sigues pensando en eso mejor dejemos la clase para otro día-

-¿Crees que diciendo eso harás que reprima mis sentimientos? No Usagi, yo si tengo corazón y pienso en los demás- Exclamé bajando el instrumento para luego salir del lugar completamente enojado.

El tonto es el.

Si, lo se, tardé mas de lo normal, lo que pasa es que la virgen de la papaya no quiso bendecirme con ideas hasta hoy jeje.

Espero les halla gustado, los quiero...