Desde que escuche esa canción no la saco de mi mente, incluso le respondo a mi madre con el coro cada que peleamos. Todos iremos al infierno. Conocí a la banda por una amiga de la preparatoria, aún la extraño; pero, se que esta bien, posiblemente se divierte en la universidad a la que asiste.
Si paso tiempo cerca de alguien suelo imaginar su muerte, hay millones de maneras en las que puede pasar. De la mayoría soy culpable.
-¿Qué hice para merecerte? Ni siquiera cumples en tu única responsabilidad, la escuela.
-No es mi culpa, todos me odian.- No miento, aveces es como si fuera el mismo diablo.
-No seas estúpida, ¿cómo crees que te van a odiar?- Se equivoca, me odian desde que aquel chico se suicidó frente a mí. Ni siquiera sabía su nombre. Me culpan por algo que ni siquiera hice.
-Pues lo hacen.- ¿Quien era?
- Es todo tu culpa, tú sabes que hiciste para merecerlo.
Mi madre siempre ha sido de esta manera, tan cariñosa y comprensiva.
-Nacer- dije casi en un susurro.
Siempre he sabido que todos vamos a morir; es extraño como ese día más que ningún otro deseaba ver a alguien morir, pero aún más extraño que pasara.
-¿Dijiste algo?- ¿Por qué sigue preguntando? Ya no quiero seguir hablando con ella.
-No. En absoluto.- ¡Que molesta! Casi tanto como los detectives que no dejaban de interrogarme sobre un completo desconocido.
Seguro y lo veré en el infierno, a diferencia de los demás yo sé cómo es, lo he visto, se podría decir que más de una vez.
