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Las pequeñas manos de Hazel acariciaban y peinaban el suave cabello azabache de su hermanito.

Aunque Nico era diez meses mayor que ella, Hazel se sentía con la responsabilidad de una hermana mayor. Era muy sobre protectora con él y, si Percy había conseguido tener al menos una cita con él, era porque ya tenía la confianza de Hazel desde hacia tiempo.

La de orbes dorados sonrió, recordando cuando su amigo le pidió, con las manos entrelazadas bajo la barbilla y una tierna carita de foca bebé, tener una cita con su hermano. Por la forma en la que hablaba y rogaba, parecía que le estaba pidiendo la mano de Nico para casarse con él. Hazel acepto con una sonrisa, enternecida por la actitud del mayor, claro que si el de ojos verdes hubiera pedido la mano del de orbes marrones, Hazel le hubiera lanzado una mirada fría ( de esas que solo mostraba cuando estaba realmente, realmente enojada) y le hubiese cerrado la puerta en la nariz.

– Deberías cortarte el cabello, esta muy largo y cubre tus ojos–comentó la pequeña. Era verdad, el cabello del azabache caía sobre sus mejillas y costados de su rostro, cubriendo sus orejas, su frente y rozando sus párpados.

El "menor" hizo un puchero con sus labios.

– Pero no quiero! Me gusta así – contesto decidido, usando su tono infantil.

Esa era otra de las razones por las que Hazel lo cuidaba como a un menor, desde que su hermano había sido diagnosticado con aquella enfermedad mental, había comenzado a actuar de una manera infantil y extremadamente tierna. No es como que no lo haya sido antes, solo que antes de que comenzaran los ataques de locura era bastante mas serrado.

Hazel rió y beso la mejilla de su hermano con ternura y adoración.

— Esta bien, pequeño, aremos la que tu quieras con tu cabello– Dijo antes de volver a peinar los espesos mechones de cabello.

*****

Aquella noche le habían permitido a Percy quedarse a dormir en el hospital psiquiátrico

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Aquella noche le habían permitido a Percy quedarse a dormir en el hospital psiquiátrico.

Ambos azabaches estaban sentados en la cama del menor. Nico estaba sentado entre las piernas de su novio, con la espalda apoyada en el pecho ajeno y entre sus manos sostenía algunas cartas y sus labios se movían rápidamente, para luego bajar un poco la velocidad con la que las palabras escapaban de su boca, al percatarse de que su novio lo miraba con confusión.

–Y este es una especie de comodín, lo puedes usar en representación de cualquier personaje...— Explico Nico, sintiendo la suave respiración del ojiverde acariciar y mover sus cabellos,puesto que la barbilla del mayor estaba apoyada en el hombro del menor.

— Okey... Y esta que hace?— pregunto Percy señalando una de las cartas que su novio sostenía en las manos, como si fuese una pequeña vida manifestada en un pedazo de cartón.

La carta mostraba a un joven hombre, se notaba que era un dios griego gracias a su cuerpo y en su mano sostenía un tridente.

A Percy le llamaba mucho la atención aquella carta.

Nico sonrió y sus ojos mostraron aquel hermoso y escalofriante brillo demencial.

–Ese es tu padre– Comentó. Percy lo miro extrañado– Poseidon, el dios de los mares.



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